martes, 19 de marzo de 2013

Ascensión Reyes (cuento)-Chile/Marzo de 2013



REFLEJO DE UN REENCUENTRO

            Esa mañana se había desatado una llovizna persistente. Los vehículos circulaban raudos, hasta que la señal roja los hacía detener para dar la pasada a quienes venían desde la acera opuesta.
            Delante de ella, tenía una aromática taza de té que degustaba con toda calma, a la espera de un reencuentro. A metros de distancia había una amplia ventana. Estaba lejos, pero a través del cristal de un cuadro colgado en la pared del frente, se reflejaba todo cuanto acontecía afuera, de esta forma podía seguir los movimientos de la calle. No los ruidos, los cuales no alcanzaban a interferir con los propios del local; una música suave y agradable invadía todos los rincones, recordándole su época romántica.
            Volviendo a su observación vio a una mujer atravesando apresuradamente la calzada con un paraguas amarillo, su color preferido. Recordó haber tomado el suyo, del mismo color, antes de salir de su casa. El semáforo de pronto cambió a rojo.
            Un frenazo, adivinó un golpe seco. El paraguas voló por algunos metros cayendo en un charco barroso. Varias personas se arremolinaron para auxiliar a la accidentada. Al cabo de un tiempo llegó una ambulancia. Luego de colocarla cuidadosamente sobre una camilla, le cubrieron el rostro y la introdujeron en el vehículo. A la distancia distinguió su mano colgando de la lona. La mujer llevaba una pulsera igual a la que usaba ella en ese momento.
            Un leve movimiento la sacó de aquella observación. -¡Mauro, que alegría! ¡Ha pasado tanto tiempo! ¿Me has venido a recibir?-El hombre asintió con un gesto. Una sonrisa tierna asomó en su rostro al cubrirla con un abrazo que la hizo recordar tiempos casi olvidados. Luego cogió su mano -¡Que bien luce la pulsera!-, comentó besándole delicadamente sus dedos. -Al comprarla supuse que quien la confeccionó había pensado en ti. ¡Increíble! Nunca pude verla en tu muñeca, hasta ahora- sonrió agregando - La espera ha terminado -Ella sonrió y dócilmente, como suspendida en una nube, lo siguió hacia la puerta. Allí les esperaba un resplandor, y ambos se perdieron en esa luminosidad. (25-09-09)

R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA.

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