Campo bajo la luna llena
Sólo algunas noches
cuando la luna, redonda,
navega en lo más alto del cielo
veo sobre el campo
los gestos y los paisajes
extinguidos:
viejos rostros merodean desde el pasado.
En esas noches
todo parece alejarse,
el silencio inquieta el espíritu
y la piel se estremece
con el roce del aire terso.
Se mueven aquí y allá
los arbustos y los juncos
sacudidos por el viento
que, como una bestia herida,
corre y corre sin consuelo.
Permanezco de pie sobre el sendero ciego
arriba el cielo mojado
es azul como un tormento.
Abajo, en tierras de nadie,
la llanura se ha vestido
con un amarillo viejo,
con un gris callado y seco.
Una figura que intuyo
(no la veo, no la siento)
medita una profecía,
pide conmigo un deseo.
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