Stella Mayol/Marzo de 2013

TU ROSTRO

      Acerco mi rostro al tuyo, apoyo mi nariz contra la tuya y nos miramos a los ojos. Me marea, te marea tanta proximidad, tanto querer adentrarnos en el otro. Unimos nuestros labios y nos besamos, gustamos nuestro aliento, aspiramos el aire del otro, nos consustanciamos en uno solo.

     De pronto me aparto, te empujo, me desprendo de tus brazos que me asfixian como un pulpo, me escapo, corro enloquecida. Vos  quedás perplejo con la mirada absorta en el vacío. Tu cuerpo languidece y no te animás a seguir los pasos que dejan la huella en la arena.

     Te comprendo, no entendés, te preguntás mil dudas sin respuestas precisas. Sigo corriendo como si un animal feroz me persiguiera.Llego a mi hogar, exhausta y las lágrimas no me alcanzan para llorar.

    Fue un instante, sí , una ráfaga. Te reconocí, en el interior de tus ojos, con las pupilas dilatadas por el ardor de la pasión. Sí, querido,  supe que tenía que huir o quedaría atrapada para siempre en la hoguera del infierno. Ese lugar donde ya estuve, de donde escapé desnuda y no tuve tu abrazo para cobijarme, para enseñarme el camino de regreso.

     Sola, con la boca reseca, el cuerpo dolido y las entrañas vacías, con el alma que cabía en el hueco de la mano, así, fui armando el rompecabezas y, de a poco, vistiendo mi cuerpo de colores, sintiendo la brisa y el aroma de la primavera.

    Rescatándome. Inyecto sangre a mis venas y el corazón revive: diástole, sístole .  Las heridas cicatrizan,aunque debo ser cautelosa, antes de que me atrape otra vez, como la red del pescador.

   Tiemblo. Estoy acá ,acaricio mi piel para reconocer el cuerpo intacto, a salvo del hipnotismo de tu mirada .

    Soy libre, con alas nuevas, para capturar otro amor.