La montaña
He solicitado a
la montaña
que no abra las
grietas
como las
paginas de un libro y
sus coruscantes
gotas, donde palpita el agua;
de tantas cosas
que ignoro,
pero, es verde
como musgo.
Las lejanas
formas
son capullos,
larvas o espesos ovillos en espera.
Atado está el
firmamento,
las sendas
avanzan, desatando con prisa
se vuela un
costado ocre en desbandada.
El camino
asegura, agua, cosas,
citas de amor.
Las sendas
llevan aromas que se orean con frutos,
frases de un
poema amoroso
que se
despierta a lo lejos.
Construimos una
casa para guardar la montaña,
el sol se
convierte en prisma con su resplandor.
Las luces
danzan con el azul del mar.
La escritura
desgarró la noche;
días de
estrellas entre páginas turbadas.
Glifos donde la
montaña rumora hondos follajes y
cantos
taciturnos…
flores que
quedaron en el olvido;
en algunos
árboles, quebrados, grabados con tu nombre.
Mar acaudalado,
la belleza de
tu amor aumentó en mi corazón
e inventamos el
camino.
El viento al
silbar modulaba espumas
como si fuera
nuestro pensamiento
fraguado en la
montaña.
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