jueves, 25 de abril de 2013

Marta Liliana Soria Martínez-Chilecito, La Rioja, Argentina/Abril de 2013




La montaña
Una espesa niebla envuelve la sierra, el frío pegajoso asciende del fondo del lago. Ese año decidimos hacer el viaje al sur con el objeto de pasar más tiempo en familia. Somos siete, nuestros padres y nosotros. Levantamos la carpa en una planicie alta, lejos del lago y protegida por el cerro gris, cubierto de pequeñas coníferas resinosas.
Éramos los únicos acampantes y al repartirnos las tareas para realizar a mí me tocó  buscar el agua dulce para llenar los tachos que nos abastecerían durante la semana.
Comencé a buscar el río que volcaba sus aguas en el lago, caminé montaña arriba para encontrar la vertiente, cada vez se hacía más duro el ascenso, el aire comenzaba a faltar y al darme vuelta las carpas eran una pequeña mancha gris en el tapiz verde limón. Tuve que parar un momento, dejar los bidones y afirmarme en una gran piedra para tomar aire, puse mi mano en la roca firme…un destello imperceptible y una especie de burbuja fluctúa graciosamente ante mis ojos, se abre una puerta en el mismo aire, entro y al hacerlo mis piernas, mi cuerpo se  tiñe de un azul intenso…
Camino en el micro espacio, soy un ser azul, sin peso suspendido en un espacio azul paralelo en una realidad tridimensional, los bidones quedaron fuera de la burbuja…
Comienzo de nuevo a caminar por un espacio desconocido y llego a una serie  de árboles que reconozco , coníferas gigantes, las ramas tienen una longitud extraña, las hojas de un verde metálico respiran, hacen el movimiento de la respiración humana, sigo y me siguen las hojas, se vuelven cuando paso a su lado, toco sin querer el tronco leñoso y un calor animal eriza mi piel…intento volverme pero un sonido hueco de galope me atrae, detrás de un arbusto un joven unicornio come el musgo de las piedras, inmediatamente levanta su cabeza y desde una flor aérea del árbol se desliza, una criatura delgadísima y azul, su cara surcada por líneas tatuadas o pintadas, no logro distinguirlo, sus ojos negros se pierden en el tatuaje azul que se mueve  al ritmo de su respiración
Me mira y extiende sus manos delgadas y cálidas, completamente azules, las palmas en vertical me obligan a extender las mías, _ quizás es un saludo _ pienso en silencio. Al contacto mi aura se empalma con la de ella y una luz blanquecina parpadea intermitente, generando un vacío de imágenes, en mi conciencia veo el origen del pueblo azul y sin dudas en su mente está mi vida, toda,  en una milésima  de segundo…
De repente se aparta y las auras se repliegan, me lleva mentalmente hacia la montaña, allí donde está la vertiente, toco y bebo el agua purísima y azul, miles de burbujas oxigenadas pasan a mi torrente sanguíneo y descubro sus propiedades sanadoras.
La criatura me habla con sus ojos, me pasa el legado ancestral del pueblo para el cuidado y protección del agua, me acompaña a la puerta transparente, salgo y veo en mi realidad, la vertiente contaminada por sustancias radioactivas, entro a la burbuja y la criatura azul me transfiere un chip con las instrucciones para la descontaminación…
De repente…parece que he despertado de un sueño, vuelvo sobre mis pasos, el aire puro desordena mis cabellos, me miro la piel, soy yo, nuevamente yo. Camino hacia la vertiente y con una fuerza sobrehumana e irreconocible me deshago de la basura nuclear tal cual me fuera indicado por la criatura, camino hacia el dispositivo de compactación, la introduzco  y  un sonido metálico me indica que el proceso ha sido realizado, mientras comienza  a brotar el agua de las piedras azules…
Comienzo a bajar la montaña, ya recuperado mi aliento camino a toda prisa. Trato de llevar los bidones con el agua al campamento lo más rápido posible, mis manos se mojan, me seco con el puño de mi camisa, en mis palmas, allí donde la criatura puso sus manos, está ella, la mancha azul, bien definida, la mancha viviente, respirando acompasadamente, las líneas tatuadas del ser azul.
Regreso a mi presente ya transformado, el tatuaje de las manos comienza a tomar todas las partes de mi cuerpo, ya soy un guardián…
Mi familia no se da cuenta, el tiempo no ha pasado, pero en mi subconsciente sigue hay un deseo de salvar el oro azul.


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