Pendiente de pago
Se abrió la
puerta del ascensor y se despertó. No sabía cuánto llevaba dormido, ni que
hacia ahí dentro. No sentía las piernas, se arrastró en busca de una salida.
Todo parecía ajado, cutre, olía a una
mezcla insalubre que intentaba ser disimulado con ambientadores. Nadando sobre
la mugrienta alfombra verde, antaño de otro color, llegó hasta la puerta. Vio
que era un hotel, estaba vacío, salió.
Pasó tiempo en la calle hasta poder caminar. Logró levantarse. Notó un
poco profesional corte atravesándole el costado. Regresaron a por él, le
agarraron y le susurraron:
-
Un riñón
sólo no pagar deuda.
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