sábado, 22 de marzo de 2014

Ainhoa Bárcena Escarti-España/Marzo de 2014

Pendiente de pago

Se abrió la puerta del ascensor y se despertó. No sabía cuánto llevaba dormido, ni que hacia ahí dentro. No sentía las piernas, se arrastró en busca de una salida. Todo parecía  ajado, cutre, olía a una mezcla insalubre que intentaba ser disimulado con ambientadores. Nadando sobre la mugrienta alfombra verde, antaño de otro color, llegó hasta la puerta. Vio que era un hotel, estaba vacío, salió.  Pasó tiempo en la calle hasta poder caminar. Logró levantarse. Notó un poco profesional corte atravesándole el costado. Regresaron a por él, le agarraron y le susurraron:
-   Un riñón sólo no pagar deuda.

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