La pintura de Juana
A mi bisabuela Juana.
La abuela pintaba muchos personajes.
Mi preferido era: el mural en donde había una
mujer vasca, con un delantal blanco y un bolsillo enorme. Del bolsillo ella
sacaba regalos para los chicos que la rodeaban.
Todos
reían ahí adentro entre pinceles: la vieja y sus cuatro nietos.
Y
los cuatro chicos esperaban la sorpresa
que la abuela les daría.
A
la nena de pelo negro y lacio: le tocó una tarjetita con una rosa roja. Sus
manos chiquitas la agarraron con ansiedad y se pinchó con una espina: en su
cara aparecieron unas lágrimas de dolor.
Y
los otros tres, varones, tenían: una pelota, un saxo y un bonete. Ellos sí
reían y reflejaban su ilusión de ser
cuando fueran grandes: José un jugador de fútbol, Juan un músico y Manuel un
payaso de circo.
La vida de los nietos y la abuela chocaban en un rincón del cuadro. Yo miraba y
me metía en el mundo inventado por Juana.
Los
varones se empujaban entre ellos, para estar más cerca de la abuela, mientras
la pequeña se miraba su dedo ensangrentado. Una lágrima a punto de nacer,
chocaba contra la mano llena de arrugas que acariciaba a la nena.
Juana
diluía las peleas entre primos: con un dulce o una estampa dibujada.
La
carrera por el patio del fondo, el ciruelo que los miraba desafiante con sus
frutos, la pelota que rodaba por el patio, una manzana que se deslizaba por el
suelo, ella que los retaba en su idioma y sus risas cómplices de picardía.
Me
levanté de golpe y agarré el cuadro: me metí entre los pinceles.
Entre
pasteles y colores chillones: dibujé mi sonrisa.
Esa
sonrisa que quería ser parte de la historia.
Ahora
seríamos: la abuela, los chicos y yo.
Ahora
yo sería la pintura de Juana…también.
Un relato dulce y muy tierno Gra !!!!
ResponderEliminarbesos Jóse