SILENCIO
DE SOL O
MORIR DE ALIENTO
Me llamo Juan. Vivo en la tiniebla del horror, del espanto. La
quietud y los estallidos, aniquilan toda mi sensación.
Mucho dolor de tierra, de astros,
que no dejan ver la magnitud de los
suelos arrasados.
Dolor de sol, que no puede ver la luz, ni por una ranura.
Hedor de la tierra, con sus
pútridos suelos. Infecundos. Ni una espiga. Ni una flor.
Ni un solo maíz crecerá ya en
estos valles. Nada podrá alumbrar jamás, la morada de
los hijos de la noche. Las musas,
de boca dulce, enmudecerán el Helicón. Nunca volverán a cantar. El gemido y los
ayes, se clavan como puñales sobre mis hombros.
Quiero morir en esta
desesperación de no poder contagiar mi aliento.
Las armas pudieron al ánimo, con
su tañido de metal.
El verdor y la nieve, se tiñeron
de púrpura.
Manda el clamor los aires de
triunfo.
Mi memoria ya viaja con el
esqueleto de carne descarnado. Con el
latido del último instante. Con el estertor y la agonía de los hombres. La buena
voluntad ha desaparecido.
Del ahogo a la soledad. Del
abismo a la nada. Del hombre eterno a la eternidad sin hombre.
Hay en mis ojos, un intento
descomunal por apagar cualquier brío de esperanza.
El aire apelmazado e inmundo
enloda cualquier deseo de nostalgia. Mi espíritu se derrumba.
Así es mi recuerdo de aquella
infamia que se adueñó de la tierra.
Me hundo con todos ellos y me
voy, tras el silencio de la mirada.
Una nave llega y me transporta
nuevamente al espacio sideral.
Otros mundos y otros soles abrigaran
este planeta que desaprovechó toda su luz y el canto de sus espigas.
Muy cinmovedor Jacinto!!!!!!
ResponderEliminarMuy buena tu prosa!!!!
Beso Josefina
Jacinto !!! quise decir conmovedor
ResponderEliminary apreté la i en lugar de la o.
Eso me pasó por no releer mi mensaje. Beso
Un relato fuerte, que estremece, duele, en su profundidad.
ResponderEliminarCelebro su prosa !