viernes, 25 de julio de 2014

Rosa Esther Moro-Argentina-Literarte soporte papel/Julio de 2014

                       EL BAZAR DE LA MAMÉ


Al entrar, al llegar,
Sentía  que se alborotaban
Alas finísimas  rasgando apenas el aire
Patas deslizándose por las arcadas del silencio
Ojos negros, diminutos, brillando inquietos desde los huecos de la pared
Desmoronándose en polvo algodón sucio
Avanza dejando huellas imprecisas sobre esa lechosa carcoma
Naranja oscuro el sol
   Ilumina universos en la ráfaga polvorienta que su andar agita.
Escucha el roer de las termitas en la madera.

 Busca a  alguien.
 ¡!!Eh….!!! “ a donde vas”  reconoce a Bella con su voz susurrante, detrás de ella   “es peligroso todo se hunde por allí y vos sos pesada, y estas sin  alas, mi querida niña, la Mamé o  Tiíta como la llamás vos anda´por allí, por ese sendita en el claroscuro  
Se dio media vuelta para saludar, escuchó su revoloteo en la densidad sombría.

Vio las telas, cargadas de comestible.
La Tiíta  era próspera como siempre. (La casa y el bazar fueron de ella antes de la transformación)
Piensa: que está ya grande que pronto se transformará nuevamente.
Se muestra, contoneando todas sus patas. La  mira a los ojos y arranca de su piel toda esa penumbra larval  que  fueron dejando los días de la luz, los días de todos los días.
Esa cerrazón lagarta que te va apretando hasta desconcertar  al rumor de la vida que corre con la sangre.

Siempre la busca.
Siempre la encuentra
Siempre se desovilla  en ese tiempo de noches  y miradas
Y así  seguir fundando la  trama de la tela, del derecho y del revés.




                                                     EL JUGUETE


  La bella Birgit, la gran Maine, desparrama aromas moviendo con precisión el inciensiario con el cual se dirige al altar donde encenderá el fuego que presidirá los ritos de iniciación de las noveles brigantes.
El rumor del agua de la fuente natural que surge de la piedra envuelve el ambiente de una húmeda cadencia.
Vaina, su acolita, la sigue a unos pasos de distancias, respetando, la oración de la Maestra, mientras aviva las cenizas, de donde surge el fuego nuevo que asciende con la fuerza que le otorga esa oración de la antigua religión.
Al terminar la ceremonia Birgit,  invita a la muchacha de peplo rojo, como el que viste ella en dorado, a sentarse junto a ella frente a ese fuego radiante que les muestra formas que luego alcanzaran su sentido profético.
-¿Cuál es el juguete más peligroso?, Maime, ese del que siempre nos adviertes, pero tan solo con insinuaciones
Birgit sonríe,- Eso lo es algo que hay que averiguar con la propia experiencia y es una de las pruebas a sortear, que si el aprendizaje recibido fue bien asimilado podrás pasar sin dificultad, como las otras pruebas. Aunque que este juego es uno de los mas difíciles para una bruja, por mas poderosa que sea.-
¿Por qué Maine? 
-Porque en este juego nos confundimos y perdemos nuestro centro entregamos nuestro poder. Que te enseño lo recibido en todo este tiempo, esto tiene que ser así
No Maine, una bruja es algo íntegro, total, que no entrega su poder- Esa es la lección fundamental de todo nuestro aprendizaje.-
-Bueno, niña, ve a la vida  y esgrime tu sabiduría, no hay nada que temer.
Pero Maine, por la gran Diosa, pido que reveles a tu discípula preferida, como siempre me lo has demostrado, en hecho y palabras, cual ese juguete.
Birgit, sonrió, tomo sus manos y mirándola  profundamente, dijo en apenas un susurro, ese juguete tan peligroso,  mi niña, es el Hombre, y todas, brujas o no tenemos que aprender a lidiar. O mejor dicho, como dicen las rondas infantiles de  niñas, tenemos que aprender a jugar, sin lastimarnos.



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