EL BAZAR DE LA MAMÉ
Al entrar, al llegar,
Sentía que se alborotaban
Alas finísimas rasgando apenas el aire
Patas deslizándose
por las arcadas del silencio
Ojos negros,
diminutos, brillando inquietos desde los huecos de la pared
Desmoronándose en polvo
algodón sucio
Avanza dejando
huellas imprecisas sobre esa lechosa carcoma
Naranja oscuro el sol
Ilumina
universos en la ráfaga polvorienta que su andar agita.
Escucha el roer de
las termitas en la madera.
Busca a
alguien.
¡!!Eh….!!! “ a donde vas” reconoce a Bella con su voz susurrante, detrás
de ella “es peligroso todo se hunde por
allí y vos sos pesada, y estas sin alas,
mi querida niña, la Mamé
o Tiíta como la llamás vos anda´por
allí, por ese sendita en el claroscuro
Se dio media vuelta
para saludar, escuchó su revoloteo en la densidad sombría.
Vio las telas,
cargadas de comestible.
La Tiíta era próspera como siempre. (La casa y el
bazar fueron de ella antes de la transformación)
Piensa: que está ya
grande que pronto se transformará nuevamente.
Se muestra,
contoneando todas sus patas. La mira a
los ojos y arranca de su piel toda esa penumbra larval que fueron
dejando los días de la luz, los días de todos los días.
Esa cerrazón lagarta
que te va apretando hasta desconcertar
al rumor de la vida que corre con la sangre.
Siempre la busca.
Siempre la encuentra
Siempre se
desovilla en ese tiempo de noches y miradas
Y así seguir fundando la trama de la tela, del derecho y del revés.
EL JUGUETE
La bella Birgit, la gran Maine, desparrama
aromas moviendo con precisión el inciensiario con el cual se dirige al altar
donde encenderá el fuego que presidirá los ritos de iniciación de las noveles
brigantes.
El rumor del agua de
la fuente natural que surge de la piedra envuelve el ambiente de una húmeda
cadencia.
Vaina, su acolita, la
sigue a unos pasos de distancias, respetando, la oración de la Maestra, mientras aviva
las cenizas, de donde surge el fuego nuevo que asciende con la fuerza que le
otorga esa oración de la antigua religión.
Al terminar la
ceremonia Birgit, invita a la muchacha
de peplo rojo, como el que viste ella en dorado, a sentarse junto a ella frente
a ese fuego radiante que les muestra formas que luego alcanzaran su sentido
profético.
-¿Cuál es el juguete
más peligroso?, Maime, ese del que siempre nos adviertes, pero tan solo con
insinuaciones
Birgit sonríe,- Eso
lo es algo que hay que averiguar con la propia experiencia y es una de las
pruebas a sortear, que si el aprendizaje recibido fue bien asimilado podrás
pasar sin dificultad, como las otras pruebas. Aunque que este juego es uno de
los mas difíciles para una bruja, por mas poderosa que sea.-
¿Por qué Maine?
-Porque en este juego
nos confundimos y perdemos nuestro centro entregamos nuestro poder. Que te
enseño lo recibido en todo este tiempo, esto tiene que ser así
No Maine, una bruja
es algo íntegro, total, que no entrega su poder- Esa es la lección fundamental
de todo nuestro aprendizaje.-
-Bueno, niña, ve a la
vida y esgrime tu sabiduría, no hay nada
que temer.
Pero Maine, por la
gran Diosa, pido que reveles a tu discípula preferida, como siempre me lo has
demostrado, en hecho y palabras, cual ese juguete.
Birgit, sonrió, tomo
sus manos y mirándola profundamente,
dijo en apenas un susurro, ese juguete tan peligroso, mi niña, es el Hombre, y todas, brujas o no
tenemos que aprender a lidiar. O mejor dicho, como dicen las rondas infantiles
de niñas, tenemos que aprender a jugar,
sin lastimarnos.
Buenísimas creaciones. Me encantaron.
ResponderEliminarCariños, Diana