sábado, 23 de agosto de 2014

Ascensión Reyes (comentario de libro)-Chile/Agosto de 2014

LA ALDEA QUE SE CONSUM E
De Nikos Nicolaidis –Griego.

Fue un director de cine y novelista griego nació el 25 de octubre de1939 en Atenas, y falleció el 5 septiembre del 2007. Estudió cine en el Instituto Stavrakos en Atenas y en una escuela de arte privada.
En 1980, fue el autor preferido del cine negro, convirtiéndose en culto en su país en aquel tiempo. Murió a los 68 años, víctimade una infección pulmonar en AtenasTambién fue el productor de ocho películas y 200 de sus anuncios. Fue galardonado en cinco ocasiones en el Festival Internacional de Cine de Tesalónica .

En este breve relato, un grupo de familias de escasos recursos llega a vivir en un basural. Construyen sus viviendas  con desechos y barro, convirtiendo el lugar en una aldea que posteriormente ve crecer una nueva generación. Con el tiempo los hijos  se van para iniciar una nueva vida, prometiendo ayudas que nunca llegan.
Con los años, el progreso y el crecimiento propio de la ciudad vecina, hace que el lugar sea requerido para construir una plaza pública. Los ancianos son enjuiciados por el Municipio al no querer dejar sus viviendas, por el resguardo del bien común. Como legalmente no es posible echarlos, las autoridades les prohíben hacer reparaciones a sus casas en invierno. De tal manera que, poco a poco, las casas van desapareciendo y sus moradores también. Los últimos ancianos son llevados a un asilo ante el peligro que las últimas viviendas caigan sobre ellos. De esta manera la aldea se consume.
Es una narración que mueve a la reflexión y es contingente en todo tiempo. Las condiciones subhumanas en que deben vivir algunas personas, los hijos que emigran en busca de nuevos horizontes y pronto las promesas de ayuda se las lleva el viento, y sólo quedan los ancianos y sus casas que envejecen  conjuntamente con ellos.
En este relato se enfrentan varios principios que atañen a la organización humana: la propiedad individual, la falta de medios económicos, contra el bien común y el progreso. Sin embargo el arraigo que las personas adquieren por el lugar donde viven, se transforma en una suerte de identificación, negándose a otras expectativas. Un enraizamiento natural que se hace más fuerte con los años y la soledad, tanto, que termina consumiendo a la aldea y a sus habitantes.

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