EL ABUSADOR
Daniel, apenas pudo contenerse, de
intervenir en defensa del agredido, al ver cómo un hombre maltrataba a un
muchacho de no más de quince años. Este se defendía con gran esfuerzo,
pretendiendo huir.
En ese forcejeo estaban, cuando
Daniel se relajó un poco, y tomando aire avanzó unos pasos, con la clara
intensión de ir en ayuda del muchacho. Pero decidió detenerse, cuando el
agresor, adivinando la intención, dijo con voz firme:
-¡No lo intente amigo porque va a
ser cómplice de este delincuente.
Al escuchar esto último, Daniel se
detuvo sorprendido, y más aún, cuando en ese
mismo instante, hizo aparición un vehículo policial que había sido
alertado por algunos testigos del robo.
-Yo no tengo nada – balbuceaba
el muchacho, repitiéndolo varias veces.
Efectivamente así era, porque se había
desecho de la cartera que había arrebatado a una anciana, tirándosela a su
cómplice quien había huido en una motocicleta.
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