Amantes en la niebla
No cesa este llanto interior.
Te veo en cada gota de lluvia,
húmedo y triste.
Presiento el dolor de tu silencio,
distante queja de tu propio abandono,
falta sutil del tacto que revive.
Procuro suavizar este frio
que se cuela con la lluvia,
salpicando cada poro del alma.
Tu fantasma se apodera de la tarde
en el preciso momento
en que aparecen las sombras.
Esas sombras malditas que se burlan,
Y retumban los lamentos
en las cavidades internas,
sabemos que el llanto no nos salva.
Las penas laten en un ritmo acelerado.
Ritmo amargo que carcome
la cal de los huesos.
Me ahogo en preguntas,
maldigo mi impotencia.
Cuanto diera por tenerte a mi lado,
forrarte tibio entre mis brazos,
cubrir las grietas que diluyen la vida,
deseando que fuéramos otra vez:
Yo, mujer vieja de amor,
Tu, hombre que siempre ha vivido en mí,
sofocándome de angustias,
nublando mi sol de cada día,
Nosotros: amando como locos fantasmas
del ayer.
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