martes, 25 de noviembre de 2014

Marcos Aguilar-México/Noviembre de 2014

Y en la noche...,


Tres Venus eran su cuerpo y dos volcanes en mi boca su aliento;
soles el resplandor de sus ojos y selvas su movimiento.
Y al pensar que no la amaba, fui cien veces muerto.
                                                            
                                                          Y en la noche..., me respiré vacío.

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