martes, 24 de febrero de 2015

George Reyes-México/Febrero de 2015



EL DESCENSO DE LAS SIETE SOLEDADES
DESCENSO IV

Fui un niño que jugaba en la playa del océano del
misterio inexplorado. GR

Amaneció el porfiado sueño encorvado por el peso de su piel;
centella que hirió a otra pasión que de sangre llena el ojo de la calle,
y me alumbra habitación de intacta geometría.

Soy quetzal de alas de viento, plumaje con ribetes de mi sol,
que se adormece en sombra líquida caída al suelo,
que alza el vuelo viendo abajo, viendo abajo alza el alma…

¿Dónde huele el manso olor de piadosa geografía? ¿Dónde?
¿Dónde vibran ruiseñores cuales cuerdas de una lira? ¿Dónde?
¡Oh, tú al ardor lo has descendido como mosca a cruel herida! ¡Allí!

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