miércoles, 20 de mayo de 2015

Bernardo Penoucos-Azul, Buenos Aires, Argentina/Mayo de 2015



La urgencia

He decidido- irremediablemente- lanzarme a un estado de arrojo,
Volverme cínico como cuando antes los cínicos,
Eructar desde el micrófono y rozar mi desnudez de sentido común.
He optado, inconscientemente, por militar el libido nacional y popular,
Rasgarme las vestiduras y amasar eróticamente lo que de rubí aun conserva el viento,
He decidido que el tiempo es ser ahí,
No estar, no sostenerse, no permanecer.
Sino ser ahí estando ahí.
Rabioso, vomitivo y ansioso hasta en la no vigilia.
He decidido por fin no aceptar, no escatimar, no reparar ni repararme.
Todo esta humanidad que me nace no merece la lastima ni la filantropía sobradora,
Todo esto es carne caldeada, movimiento ininterrumpible.
Creación permanente.
Urgencia desprolija.
Palabras desesperadas
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