HAY UNA
SED…
Una sed
infinita
hace doler
mi alma
hay
sed, como una víbora
que
destruye mis entrañas.
Incendio
que me quema
impotencia
rugiendo
sin dejar
claros en el horizonte.
El ceibo
la pitanga
el nogal de
mi parque
compasivos
me ofrecen
su sombra
y una nube
me regala
su frescura
blanca
en este
amanecer de domingo.
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