MIGRANTES
Gentes
de España, inician una nueva colonización, esta vez, no por dominio político,
no viajan en nombre del Rey para su poderío y grandeza. Son los primeros años
del siglo XX, España ha perdido definitivamente su imperio colonial, vienen a
establecerse en Las Indias, tierra amplia que ofrece oportunidades de
crecimiento económico al que se esfuerza y trabaja duro.
Viajan
con esposa e hijos, familias completas, en esta aventura sin retorno sobre la
cubierta o en las bodegas de barcos mercantes, sin comodidades ni lujos.
Penosa travesía, meses cruzando el Atlántico, hacia la tierra del oro y la
fortuna. Con ojos esperanzados, con fe en el corazón dicen adiós, muchos para
siempre, al terruño que los vio nacer.
Benito,
un hombre sencillo, honesto, entre muchos, viaja con su esposa y cuatro hijos.
Vienen desde Zaragoza, ha vivido del trabajo en la tierra, cultivando
hortalizas y verduras. Nunca antes había visto el mar, menos navegar sobre él.
Lo acompaña su hermano Jacinto con su familia. El plan es apoyarse mutuamente
en las nuevas tierras para obtener mejores horizontes, un buen pasar para ellos
y sus hijos, posibilidades que la
Patria no les ofrece; también viene con ellos su cuñada,
hermana soltera de su esposa.
El
viaje es tedioso, cruzar el Atlántico, el Estrecho de Magallanes, llegar al
Océano Pacífico seguir al norte hasta Valparaíso. Las mujeres comparten el
cuidado de los niños, quienes se aburren pese a sus esfuerzos, inventan miles
de juegos con lo poco que encuentran a bordo, pero no es suficiente, son un
grupo más de migrantes a la conquista de Las Indias,
Una
de las niñas, estará próximamente de cumpleaños.
Inquieta, pregunta una y mil veces cuánto falta, si llegarán a tiempo para
celebrarlo en tierra firme, para poder correr libremente en el Nuevo Mundo. Los
adultos sin certeza, le responden que sí. Lo celebraremos cuando desembarquemos
allá en Valparaíso. ¡Comentan sin mucha convicción! Valparaíso, la Tierra Prometida,
donde fundaremos nuestro nuevo hogar, con tenacidad y constancia tendremos una
vida mejor. Eso piensan todos.
Los
días transcurren con lenta monotonía, las modestas raciones alimenticias,
cruzan el Estrecho de Magallanes, con sus riesgos, entran en el Océano
Pacífico, se acercan.
-
Hija llegaremos al Puerto para tu cumpleaños, de seguro llegaremos, allá
festejaremos, reiremos, nos abrazaremos. Tranquilizan así a la pequeña.
-¿Me
querrá la gente allá en Valparaíso? Pregunta inquieta la niña.
-
¡Oh sí, te querrán!, nos recibirán bien. Saldrán de sus casas para ver la
entrada del navío y el desembarco. ¡Será hermoso!- Responde el padre.
Llega
el día del anunciado cumpleaños, aún en alta mar, rumbo al Norte, los días se
suceden con una calma enervante. - Ya falta poco para desembarcar en tierra
firme, lo celebraremos, ten confianza - le dicen. La niña nada responde,
gruesas lágrimas se deslizan por sus mejillas, se consuela. - Allá en
Valparaíso, las gentes me esperan, allá en Valparaíso celebraremos mi
cumpleaños.
Días
después, una mañana llegan al ansiado Puerto, desembarcan con su escaso
equipaje y su cargamento de ilusiones, ¡Valparaíso!, ¡ por fin Valparaíso !
La Armada
está en la plaza, en uniforme de gala, 21 cañonazos retumban por la bahía,
campanas al viento, silbatos marineros reciben a los viajeros, gentes
eufóricas, banderas por doquier. Es el 21 de Mayo, se conmemora la gesta de
Prat y sus valientes hombres.
Benito,
le dice a su hijita, que no da crédito a lo que ve y escucha: - ¡Te lo prometí,
ahora celebraremos tu cumpleaños en tierra firme! - La emoción de la niña es
grande, no cesa de repetir,¡ Valparaíso! ¡Valparaíso, que lindo es! Las gentes
los miran y saludan, les dan la bienvenida, algunos abrazan a los niños, todos
están muy contentos. Se establecen momentáneamente en una Casa de Acogida.
Luego, según sus actividades, se les va destinando dentro del territorio. A
Benito, su hermano Jacinto, más las familias de ambos, se le entregarán tierras
para que las hagan producir en las cercanías del lago Budi, un hermoso paraje
en el sur del país, allí establecerán su hogar, ahí nacerán sus nuevos hijos.
La pequeña jamás olvidará su primer cumpleaños en
Chile, la recepción en Valparaíso. Le comenta a su familia que, desde ahora,
siempre lo festejará el 21 de mayo, tres días después de la fecha real. Su
ilusión quedó intacta.
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