sábado, 18 de julio de 2015

Marta Susana Díaz-Argentina/Julio de 2015





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Ella pone la música de rock a todo lo que da el MP3.
Las Pelotas, Babasónicos, La Renga la acompañan mientras avanza sobre sus patines por las calles del barrio de Almagro.
Lleva un piercing en una ceja y otro en el labio inferior.
Va a toda velocidad por Corrientes a las 8 de la noche. Vuelve a su casa después del trabajo en la oficina y luego de cuatro horas en la facultad por la tarde.
Al pegar la vuelta en la esquina de Corrientes y Anchorena un hombre le cierra el paso.
Traje oscuro, camisa blanca, pelo negro engominado,  corbata a pintitas, sonrisa de costado…
Y le dice con voz conquistadora: - “¿Mary, Peggy, Bety, Julie?”
María Fernanda para en seco. Lo mira asombrada y piensa: -¡qué desubicado!
Sigue patinando por Anchorena y en la esquina de Zelaya dobla a la derecha.
A mitad de cuadra otra vez aparece el desubicado y le dice: -“Tus ojos para mí, son luces de ilusión que alumbran la pasión que tengo para ti”… Un tono porteño bien arraigado tiene en su voz este ejemplar.
Caray, dice María Fernanda. Y con voz fuerte le suelta un:
-  Flaco, quién te creés que sos,  ¿Gardel?
- ¡Sí! ¡Soy Gardel, pebeta de mi barrio! “nostalgias, de escuchar tu risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego tu respiración…” le canturrea al oído arrastrando la voz en tono canyengue.
María Fernanda llega a su casa pero no puede olvidar ese tipo raro, vestido fuera de época de voz dulce y conquistadora.
Espera ansiosa el día siguiente y se sienta en un umbral de Corrientes y Anchorena.
Y aparece él.
Esta vez viene con traje marrón oscuro, chambergo de costado y moñito al cuello.
Ella se queda mirándolo esperando que  le dirija la palabra.
Y él le dice: “Cómo ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar”…
-          Ché Gardel, mis ojos son verdes…
-          Sí, ya sé, pero Lepera la escribió así…
-          Bueno, le contesta ella, vamos para tu casa en la calle que lleva tu nombre. ¡Mirá vos! ¡Tenés una calle a tu nombre y todo!
-          - Y claro, ¡Si soy Gardel!
Y llegan a la casa donde vivió ese tipo fuera de época. Recorren sus ambientes decorados como cuando  vivía con su madre.
-“Viejo barrio, perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón…
La chica no sabe si se lo va a encontrar algún otro día.
            - A este chabón no me lo voy a olvidar jamás, piensa.
 Y, desde ese momento su MP3 tiene todos los tangos de Carlitos para acompañarla mientras patina por las calles porteñas.

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