lunes, 21 de diciembre de 2015

Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Diciembre de 2015




SOLILOQUIOS  DE  GIOVANNI  PAPINI
ESCRITOR ITALIANO

GIOVANI PAPINI        

ESCRITOR ITALIANO

Nacido en Florencia en 1881 y fallecido en 1956 es uno de los escritores más importantes que ha dado la Italia del siglo XX.
A comienzos de siglo, en 1903, funda en Florencia junto a Guiseppe Prezzolini y otros más, la revista Leonardo, utilizando como sede el Palacio Davanzati.
Alrededor de 1920, un año antes de publicar su Historia de Cristo, se produjo su conversión al catolicismo, no sin escándalo y sorpresa de todos.
En 1935 obtuvo la Cátedra de Literatura Italiana en la Universidad de Bolonia (a pesar de que sus estudios sólo lo habilitaban para enseñanza primaria) pero que no ejerció debido a problemas en su vista (en 1938 rechazó la misma cátedra pero de la Universidad de Florencia); las autoridades confirmaron la "impecable reputación" de Papini a través de ese nombramiento. En 1937, Papini publicó el primer y único volumen de su Historia de la literatura italiana, dedicada "A Benito Mussolini, amigo de la poesía y de los poetas", que fue de gran consideración para la academia, especialmente en el estudio del Renacimiento Italiano.
También ese mismo año fue nombrado miembro de la Real Academia de Italia, la mayor institución cultural del país, y en 1939, Presidente del Centro de Estudios Nacionales sobre el Renacimiento. Asimismo, fue vicepresidente de la Federación Europea de Escritores desde marzo de 1942. A mediados de 1944, refugiándose de la postrimería de la Segunda Guerra Mundial, Papini abandonó su casa de Bulciano, que luego fue destruida por los bombardeos ingleses. En su edad madura, ingresó al convento franciscano de Verna. Murió en 1956 en su natal Florencia, ciego, mudo y paralítico.


Monólogos adjudicados a diferentes personajes que presenciaron, en un humilde pesebre de Belén, la llegada del Salvador.

El dueño del establo   
Reflexiones del dueño del establo donde alojaron María y José, en aquella noche memorable en que nacería el salvador del mundo. Él no lo sabe, pero intuye que la mujer niña lleva en su pecho algo tan hermoso como un ramo de flores.

El pastor que se ha quedado atrás  
Un pastor, que frisa la setentena, está realmente impresionado. Ve esa noche seres que no corresponden a lo que él ha observado en sus largos años de vida. Son seres iluminados y extraños a los que todos siguen y aceptan con admiración y confianza.
            Ha llegado a sus oídos que en un establo nacerá un rey, pero él sabe que los reyes nacen en los palacios, sin embargo, éste desciende de un rey, David. Pero su fe en Adonai le dice que su Dios no tiene hijos. Aún así, tiene la curiosidad de ir a ver qué sucede....


Las ovejas dejadas solas.  
Las ovejas en el establo sacan sus propias conclusiones. Han despertado con esa luz imposible de describir. Se sienten abandonadas en esa noche, a merced de quien quiera hacerles daño, ¿por qué? Tienen frío y hambre, están miedosas al no saber qué ocurre. No entienden por qué los hombres de pronto pierden la cabeza por un acontecimiento inesperado.

La comadrona.
            Desconoce los motivos por qué la han solicitado en mitad de la noche. Un viejo llega, y con fuertes golpes en su puerta la hace salir de su cama, para asistir a su mujer que espera un hijo a punto de nacer.  Se extraña al saber que está cobijada en un establo fuera del pueblo, ella está acostumbrada a atender a las señoras acomodadas del lugar.
Pero va al lugar, allí se encuentra con la joven madre que plácida está sentada contemplando a su hermoso hijo recién nacido, cuya mirada ilumina toda la habitación.
Saca por conclusión que todo es una brujería y ella decide que al día siguiente avisará al centurión para que los expulse de la ciudad.

El ratón en la pared.
            El ratón concluye que con tanto movimiento y sucesos extraños, esa noche será de ayuno. Ve a una mujer joven, un niño y un viejo que los acompaña. Pastores han llegado, todos perseguidores de su raza, por lo no le queda más remedio que esconderse entre dos piedras y muerto de hambre, observar lo que pasa, porque si lo descubren, los pastores serían los primeros en aplastarlo con sus zapatos herrados. en cambio, aunque muy grandes para su estatura, el buey y el asno son sus amigos. Él ha visto otros niños, y éste no es diferente a los demás, y por su culpa no puede comer.  Si el ambiente no estuviera tan iluminado, hasta podría saciar su hambre pegándole un mordisco al recién nacido.    

El buey. 
Se pregunta ¿quién tiene el derecho de invadir su casa?  Es la primera vez que los ve en su pajar ocupándole el heno, que es su alimento.
De pronto lo ve, es hijo de mujer y recién nacido, pero diferente a cuántos ha visto antes, no reclama como los otros. Tiene los ojos abiertos, pero no parece de verdad, piensa que es un pequeño Dios nacido en ese lugar, por simple equivocación. Advierte todas las maravillas que le trasmite la presencia del pequeño, incluso parece que le quisiera hablar y darle las gracias por acogerlo, mirada que nunca había visto en ningún humano. Se pregunta qué podría darle él, para demostrarle su amor y decide que su aliento entibiará el nido de ese pequeño Dios.

El gorrión en el tejado.    
            El pajarillo, no entiende qué pasa, hay luces por todas partes, sin ser día. Concluye que se trata de un misterio. Escucha voces en el establo y también en el cielo, pensando que posiblemente el hombre vuele como él. Esa noche es imposible dormir. Su pensamiento es de enojo por haber roto una noche de descanso para buscar alimento al día siguiente. Se pregunta por qué el hombre los castiga, haciéndolos sus prisioneros o dándoles muerte, y más aún, esa noche fastidian su sueño.

El asno. 
            En la mente del viejo animal sabe que Dios ha querido que de su muerte, él vea cosas maravillosas. Su vida siempre ha estado en la compañía del buey y de un ratón, que comen en forma constante.
Recuerda que ha estado en Damasco y en Jerusalén, pero nunca ha visto algo tan maravilloso como lo que ahora contempla. Él se siente feliz de ver a la joven inclinada hacia su hijo recién nacido, tanto que siente deseos de llorar por la ternura que contemplan sus cansados ojos. Ve a los pastores con rostros regocijados y a la criatura hermosa tendida entre la paja, cuya mirada llega hasta los más profundos sentimientos de quienes lo contemplan. No le cabe la duda que lo que ha oído es verdad, ha presenciado el nacimiento del Dios anunciado, él que es, el más humilde de los animales del establo.

El posadero.   
            Un posadero cuestionador y mal pensado recibe a la pareja y piensa que se trata de gente sospechosa, el hombre es mayor, ella una niña encinta pronta a dar a luz. Se niega a dar alojamiento en su negocio respetable, considerando que es una situación que supone algo poco honesto. En su pensamiento censura el actuar femenino, aunque advierte en la joven un aspecto virginal. Pero aún considerando lo positivo de ambos, el hecho de ser pobres y de Galilea, lo hace rechazarlos en la seguridad de que en cualquier otro lugar encontrarán cobijo.      



















 

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