sábado, 26 de noviembre de 2016

Jorge Etcheverry-Chileno, vive en Canadá/Noviembre de 2016



Imprecisión semiurbana, en la costa

Como la conformidad devastada de  ciudades brumosas
la subida de cerros a medias arreglados por la mano del hombre
llenos de detalles, de imprecisable cúspide
Como ríos a medias pantanos, parcialmente orillados
casi cubiertos de una especie de musgo
de viento o paja
Como playas sólo percibidas desde la inclinación de las dunas
o el rumor apagado de las olas en las orejas
O los patios cuadrados, empedrados y húmedos
donde los abuelos se sientan, en la mañana o la tarde
en medio de la neblina apenas húmeda

No era lo importante precisar el límite de los montes
la curvatura conminada por la mano y el ojo
la precisa ubicación de las cabañas y los bosques
la figura identificable de las arquitecturas
Sólo el caminar,el subir desde el parque al dominio de las alturas
desde las cuatro calles del barrio hacia los invernaderos
interminables, húmedos
Ver las grandes bestias retozando a orillas del mar en el crepúsculo
Reiterando una y otra vez
dejando la huella de las sucesivas imágenes superpuestas
La materia de los sueños antiguos y los hitos demarcatorios
diluyéndose en ondas concéntricas
en obstinamiento frente a un horizonte
suelto y vuelto a reunir en ondas concéntricas
Soltado a las noches de más lentas madrugadas
pobladas de grillos y remotos rayos de soles fríos
expectantes pero tranquilas
oteadas aún por las columnas rotas del sueño.
La placidez de la extensión que se contiene a sí misma
desenrrollándose como un mapa sin bordes
llenándose de puntos inubicables
                                             
Que no logran plantar la planta firme.
Como el humo  de los cigarrillos
desde las diferentes ventanas


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