Minibiografía
Cuando
era muy joven empecé a sentir que quizás existiera la posibilidad de que de
alguna manera yo podía ser distinto a los demás, a quienes más adelante me
sería dado concebir como 'mis semejantes', gracias a ese largo y costoso
proceso de socialización a que somos sometidos todos nosotros, los seres
humanos desde nuestro desvalido nacimiento hasta nuestra no menos agresiva y
violenta juventud. En ese entonces no podía saber que esa sensación era el barrunto
de eso que llamamos la 'conciencia', que según incluso ese filósofo feo y
anteojudo que no me canso de representar y con que polemizo en muchos de mis
escritos, se construye, brota y organiza como oposición a todo, a todo, a todo
lo que no sea ella, es decir yo, y que se encarna en nuestros frágiles cuerpos
y los hace agresivos y desconfiados por esas pocas décadas que nos es dado
vivir.
Mis
amigos de ese entonces--hablo de mi juventud--, que no son los de ahora, ya que
desplazamientos temporales y espaciales hacen que esas primeras coordenadas
hayan casi desaparecido como esas ciudades europeas casi demolidas por los
bombardeos masivos de la
Segunda Guerra Mundial o esas razas de hombre de lenguajes
que chasquean y sibilan y que exterminaron los colonos anglosajones en alguna
parte del hemisferio Sur, para el lado de Australia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario