LA CENA
Ella se pasa
la tarde ensayando salto en largo, con y sin impulso. Es que en la comarca
pronto inician Las Olimpíadas Renegadoras, como cada año desde hace cinco.
La
participación es libre y gratuita y los premios importantes:
1º Medalla
de oro y una rama de abedul.
2º Medalla
de plata y raíz de jengibre.
3º Medalla
de bronce y un hueso de gallina anónima de un cuento que acaba de leer la
profesora de taller.
4º al 14º
Menciones de honor: 10 granos de uva y 10 arándanos para cada uno.
Al atardecer,
si te paras sobre la loma, a las afueras de Rinconada Alegre ves a los futuros
participantes ensayar con intensidad.
Catalina
estimula a su participante tocándola apenas porque ella salta cada vez mejor.
La inscribe en salto en largo, porque para arriba no hay forma de que se eleve.
Le toca el número 17, pechera verde con números blancos.
Como todos
los años el tío Jaime viene a la fiesta. Y como todos los años sale de cacería
para preparar la cena.
Será una
sorpresa.
Esa noche
comen una carne blanca exquisita, frita con cebollas, pimientos y ajo.
Catalina se
levanta temprano para ir a la competencia. Busca a su saltadora, la llama a los
gritos: Croacrontina, Croacrontina, dónde estás. Ya es hora de ir a competir.
No hubo
caso. No apareció.
El que sí lo
hizo fue el tío Jaime, quien le explica que a su rana la cenaron.
¡Y bien que
te gustó!
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