sábado, 25 de marzo de 2017

Griselda Rulfo/Marzo de 2017



LA CENA

Ella se pasa la tarde ensayando salto en largo, con y sin impulso. Es que en la comarca pronto inician Las Olimpíadas Renegadoras, como cada año desde hace cinco.
La participación es libre y gratuita y los premios importantes:

1º Medalla de oro y una rama de abedul.
2º Medalla de plata y raíz de jengibre.
3º Medalla de bronce y un hueso de gallina anónima de un cuento que acaba de leer la profesora de taller.
4º al 14º Menciones de honor: 10 granos de uva y 10 arándanos para cada uno.

Al atardecer, si te paras sobre la loma, a las afueras de Rinconada Alegre ves a los futuros participantes ensayar con intensidad.
Catalina estimula a su participante tocándola apenas porque ella salta cada vez mejor. La inscribe en salto en largo, porque para arriba no hay forma de que se eleve. Le toca el número 17, pechera verde con números blancos.
Como todos los años el tío Jaime viene a la fiesta. Y como todos los años sale de cacería para preparar la cena.
           Será una sorpresa.
Esa noche comen una carne blanca exquisita, frita con cebollas, pimientos y ajo.
Catalina se levanta temprano para ir a la competencia. Busca a su saltadora, la llama a los gritos: Croacrontina, Croacrontina, dónde estás. Ya es hora de ir a competir.
No hubo caso. No apareció.
El que sí lo hizo fue el tío Jaime, quien le explica que a su rana la cenaron.
¡Y bien que te gustó!

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