UN INVIERNO MÁS
El invierno comienza
raudo,
con fervor pienso en
primavera.
Trinos penetrando los sentidos,
sueño o realidad, sólo
remanso
que muerde anhelos
desvanecidos.
Consuelo ante el
desamparo,
confianza de los creyentes
en Gloria de Santos y
Arcángeles
cantando aleluyas
ardientes,
y pisando fuerte por
calles, pasajes y
callejones oscuros.
Muerte del pesimismo,
consuelo de los que aman
el brillo de la
esperanza
que la ciencia no
estudia,
ni el derecho prescribe.
A la puerta de mis
sentidos
encontraré mi propia
primavera,
de un invierno que muere
abrigado por una fugaz
esperanza.
Cobijo de una mente
entumecida
que los mansos brindan
con holgura
materia y esencia de océanos ligeros
presente en los que
tienen fe
y confianza
en el amor de la
naturaleza
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