Justina Cabral |
UNA PLAYA SINGULAR
Todas las tardes, con mi novia, vamos a una playa. No es un lugar cualquiera... en ese espacio, en esa playa única de mi país, puedo estar como dios me trajo al mundo.
Apenas llegamos, Jus, se quita el corpiño, se deja sus senos al aire y al sol (solo se deja la parte de abajo de la biquini). Luego, se acerca a mí, me saca la remera, me baja la maya y mi cuerpo queda completamente desnudo. Me pasa crema bronceadora por todos lados, en especial por mi cola. Caminamos por la orilla del mar, nos metemos en el agua (la sensación de libertad es total), nos sacamos fotos juntos... ¡Ella en toples y yo sin nada!
Todas las tardes, con mi novia, vamos a una playa. No es un lugar cualquiera... en ese espacio, en esa playa única de mi país, puedo estar como dios me trajo al mundo.
Apenas llegamos, Jus, se quita el corpiño, se deja sus senos al aire y al sol (solo se deja la parte de abajo de la biquini). Luego, se acerca a mí, me saca la remera, me baja la maya y mi cuerpo queda completamente desnudo. Me pasa crema bronceadora por todos lados, en especial por mi cola. Caminamos por la orilla del mar, nos metemos en el agua (la sensación de libertad es total), nos sacamos fotos juntos... ¡Ella en toples y yo sin nada!
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