GLICINIAS
(La
flor de la Pluma)
Cada primavera asomaba
insinuante, tu floración
amatista,
en el segundo piso…
¡Allí!, colgada en el
balcón.
El inolvidable timbre de
un recreo
se engarzaba en aquella
fronda,
suavizando el escolar
apremio
de sueños, ilusiones
y anhelos juveniles.
Inmutable oído era tu
añoso tronco
escuchando
juramentos y mandas devotas,
por amores imaginarios
furtivas miradas,
o buena nota en materias
ya olvidadas.
Pajarillos formaron nidos
en
en sucesivas primaveras,
organizando
festivos conciertos de
alborada
para aquel cobijo
perfumado.
Ahora, tu presencia
adorna
mi balcón de añoranzas
con aromas de recuerdos
dentro del enjambre
mágico
de aquella plumosa
floración.
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