sábado, 25 de agosto de 2018

Saúl Buk-Argentina/Agosto de 2018


               Encierro

 Por esa carta que me enviaste,
( mis manos nunca la habían palpado)
fui hasta el buzón de la esquina.
El maldito se erguía frenético
 y rojo de ira me gritaba:
“el único mensaje
que yace en mi piso,
es el tuyo”.
Abrió su boca negra.
Creí que bostezaba.
Sin embargo me invitó a pasar.
En su oscuro interior, pude leerla.
El fondo como un imán me atraía.
Nadie me había develado
que fui mi propio traidor.
Ahora que lo sé,
deseo salir del encierro,
quiero y no puedo.

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