sábado, 25 de agosto de 2018

Yolanda García Ares/Agosto de 2018


Me agarro a mi soledad como a la mesana de un barco
No me asusta el ruido de fondo, ni la mar rebelde de los huidos.
El dolor persiste en las lágrimas que me tragué
Ahogando el sufrimiento en mi lacrimatorio
La soledad se ha tornado en compañía de mi yo
Uso cada dolor para escribir renglones de amanecida
Me niego a hundirme en el trasfondo de la desesperación
Resurjo de mis cenizas una y otra vez
Agarro mi esperanza a la mesana con fuerza
Juntas navegamos esperando la luz de un faro
Lejano. Ululante. Lo siento en mi interior
Es algo que me obliga a seguir en pie
Como el mascarón de proa,
Sabiendo que la vida es el barco
Intento no estrellarme contra la muralla de los infortunios
El futuro no es ya un sueño a realizar
Sino un camino a no abandonar
Y que más allá del horizonte tras las aguas negras alborotadas
Está el faro.

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