sábado, 22 de diciembre de 2018

Isabel Gattarello-Argentina/Diciembre de 2018


El último grito

Equivoqué el tiempo de nacer,
ésta debió ser la hora de mi aliento.
Debí tener la edad de esas cabezas rapadas
sentir la lengua temblando de veneno
babearme en una copa
alcoholizada y sucia.
Sentir el acero
en mi ceja, mi lengua,
mi ombligo
dibujar con sangre mi cuerpo.
Verme obesa en el espejo
cuando por la piel de mis caderas asoma el hueso.
Aprender a vomitar la última galleta
que se tragó el espanto.
Amar a quién me dé una moneda para el último paco
si, lo juro
el último.
Amanecer en la vereda con el short roto
gritando a los cuatro vientos
un abrazo de niña desolada
aunque nadie escuche el eco.
Sudando en pleno invierno.
Cubrir los cuencos morados de los ojos
con una pasta clara.
Sentenciar mi propia víspera
y morirme con ellos en una zanja
con las uñas negras.
Morirme de puro gusto nada más.

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