LA HOJA…
Contempló el manzano, deslumbrante en la estación estival y ahora en franca merma con los primeros fríos otoñales. Sus frutos ya no lucían su roja y atrapante esbeltez. El ciclo estacional los devolvía a la madre entraña para saciar su sed. Solo las hojas quedaban de su altiva estirpe, como banderas que azotaba el viento.
El viejo árbol dejó caer las mismas, una a una, sobre el acolchado tapiz que lo ceñía a sus pies.
Él, dejó caer la suya, justo frente a Eva.
Meses después nacían Caín y Abel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario