Para Isabella
Las voces se anudaron con las risas
al celebrar tu llegada
tímido asombro en tu mueca
al dejar el tibio nido
del generoso seno
liba tu boca
caudal inagotable
fuente de vida .
Una ternura espesa
puebla tu cuarto
de tus padres son amores
también de abuelos, tíos, amigos .
Al ruedo alertas se suman
asombrados bisabuelos
y del otoño que surcan
demandan para Isabella
que el cascabel de su risa
inunde toda la casa
que la estrella que ilumina
su camino en el andar
se combine con las gracias
que el Cielo le ha de brindar .
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Olivos, 25 de Febrero de 2009
Nunca olvidada amiga:
Ayer nos vimos. Distancia prudencial entre dos frentes. El aire se partió con los puñales de las miradas. Sacudiste la manita que empuñabas; la niña te dijo algo que no alcancé a oír. En segundos, diste vuelta y bajaste la escalera del subte.
Quedé masticando la impotencia de no poder abrazarte ¡qué duro golpe a mis sentimientos!
Cuando leas esta carta te liberarás del autocastigo que te consume. Sólo quería saludarte con lo que resta del cariño que nos unía en la niñez y se afianzó en la juventud feliz y alocada; con los primeros escarceos amorosos; con la llegada del Gran Amor; para mí, único, para vos el derecho a competir. Triunfaste, se casaron, tienen un pedazo de cielo con la hija.
Ayer te causó extrañeza el verme caminar. La silla de ruedas ya no me estorba.
Me debes un abrazo, besa por mí a tu niña.
Nuria
María Antonia: qué momento para ambas!!. Un relato de vida bien logrado. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.
ResponderEliminarMary!!!!! Felicitaciones por este hermoso relato.
ResponderEliminarun abrazo Jóse