"Cartoneando, miserias"
Hurgando en la basura,
como perros hambrientos,
buscando en la inmundicia
deshechos qué comer
los veo por las noches,
rodando por las calles,
o durmiendo en las plazas,
en mantas de papel,
Rejuntando cartones
que luego por monedas
miserables y ruines,
los tendrán que vender,
porque los poderosos
que lucran con los pobres
les tiran sus migajas,
de hambre y desnudez.
Cuantas veces los veo
con un carrito en ruinas,
esquivando los autos
de esta infernal ciudad,
y mientras otros juegan,
estudian, o descansan
ellos dejan el alma,
por un cacho de pan
que llevan a sus casas,
de latas, y cartones,
donde esperan chiquitos,
esmirriados como el
porque a los pobres padres
dejaron sin opciones,
en un país tan grande,
tan rico, ¿puede ser?
Hay trenes exclusivos
que corren para ellos,
que usan como traslado,
de uno al otro confín
ahí viajan todos sucios,
sin credo, abandonados,
con puertas y ventanas
con rejas, todo ruin.
Este es otro misterio,
¿si ocurre un descalabro?
lamentaremos todos,
de estos chicos el fin,
por eso yo les pido
a todos mis gobiernos,
que salgan de ese pozo,
quiero oír el clarín.
Y que vuelen, los ángeles,
descifrando las rimas,
del canto de esos niños,
cual pájaro feliz,
que eduquen y que enseñen
a trabajar los tiempos
a esta gente que sufre,
de hambruna y de sed,
ellos conocen tanto
de calores hirvientes,
de fríos y de escarcha
sin ropa y sin comer,
por eso es que yo pienso
grito a los cuatro vientos
ellos merecen todos,
un nuevo amanecer.
Asoma sol radiante,
después de amarga noche
que todo sea lumbre,
ser dueños del placer,
que mi ruego sagrado
no caiga en saco roto
y que sean mis niños
felices al crecer.
Quiero ver mis gorriones,
como borlas de espuma,
de nubes muy celestes
de azúcar y de anís,
que no haya más un pobre
por culpa de unos locos,
¡Nunca más cartoneros!,
¡En mi hermoso país!
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