CONDENA
En tus pupilas, gotas de lechuza
abren el pico matador de ocasos.
Sobre la espalda, blancos latigazos.
Sangre de río por tus venas cruza.
Nace la noche, inmaterial, difusa.
No morirás. Y mueres sin abrazos.
Enceguecido toro, van tus pasos.
Tras de la fe tu voz se desmenuza.
¿Por qué sobrevivir entre palabras
que nombran sin nombrar el alma oscura?
¿Por qué la rosa muere en el silencio?
En blanco están las páginas macabras
del Olvido feroz. A la escritura,
a niebla y soledad yo te sentencio.
Muy contenta estoy, no sé si por ver aquí mi soneto campesino o por saber que existe una persona como vos, Graciela , generosa y trabajadora!!! Adelante, Pucci!!!
ResponderEliminarMuy bueno tu poema Miriam,
ResponderEliminarpenetrante soneto.
Te saluda Josefina