Paraíso clandestino
Desde el borde de mi ventana, subo.
Me trepo como puedo
y llego, otra vez, a mi tejado.
Los sueños que apilé durante años
empezaron a caerse indiferentes, desparejos.
Acaricio algunos todavía
y otros los abandono por imperfectos.
Las cárdenas tejas
se arruinaron con el tiempo.
Fue mi paraíso clandestino.
Redil de conjeturadas ilusiones.
Seguramente nacerán, otra vez, mis veletas;
mis manos salpicarán las grietas
que se amontonaron con la vida,
y se renovará así
el fastidioso agobio de este tiempo.
Hermoso tu poema Elsa!!!
ResponderEliminarbeso Josefina