El paraíso
Embretado en los mares de sinuosos caminos,
llenos de altibajos, de esperanzas,
voy cabalgando mil olas encrespadas,
con sus penachos bordados de espuma salobres,
atiborradas de barahúnda, incrustadas
como flechas, en la bruma pesada y penetrante,
sueño con que pase la oscuridad desapacible,
y encontrarme con la alborada
que me permita discurrir el horizonte,
es otoño en mi alma, pero aún me quedan vestigios
de hermosas primaveras, me encuentro sumergido
en un hermoso silencio, acuden a mi mente
los días traslúcidos de sol, porque en esta noche lóbrega
echaron alas mis mejores sueños,
el paraíso será nuestro, o de ninguno,
cuando sueño fantasías por la noche,
encuentro esencia en lo recóndito,
serás mía, seré tuyo, seremos dos,
y un mismo anhelo,
aún, nos quedan estaciones por vivirlas,
el uno para el otro, y los dos para uno,
sobre un camino ancho, lleno de luz,
de esplendor
aunque los años se empeñen en humillarlo
a cada paso,
he de abrirlo con mis manos, como broche final,
el arco iris,
apartaré el cancel, y entraremos, como fruta madura,
al paraíso,
hermanado bajo un cielo insomne, en soledumbre,
me siento capitán, de sueños nuevos,
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