OBJETO DE USO CASI, EL LIBRO
Casi empieza a clarear entre sus páginas, a resolver las dudas
esenciales. Y casi entra
a competir con ella, con la vida,
que estalla en todas partes y lo aborda.
Casi se vuelve
un principio reactivo que desencadena
nuevas circunstancias a su paso, y que
se desentumece y se aproxima al objetivo vital
de dar la nota. Casi es así,
un objeto de uso común denominador
y no un objeto sagrado en blanco y negro.
Un principio reactivo
capaz de convertirse en
otras cosas.
Bien delimitado y perfectamente liso
cuando se apoya en el estante o en la mesa
y cuando el foco de la luz eléctrica
le proporciona una aureola casi mágica.
Una sartén llena de aceite. No,
mejor un frutero denso de aromas
que podría contener ciento y una
sustancias vegetales. Pero la sartén está llena
de aceite y el frutero, vacío por el momento,
sin aromas, insuficiente-
mente poblado e infrautilizado.
No me decanto por la sartén, un lago quieto
y viscoso con brillo singular
en el que se refleja el mueble de cocina;
es el frutero
lo que más llama la atención
por ser sí mismo, únicamente, y un tanto
despreciado quien llama la atención por
ser sufriente al borde
de la simple extinción o de la nada.
Una sartén llena de aceite levanta el
apetito con efluvios
y otras estratagemas parecidas
y hace perder la buena pista hacia las cosas.
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