MARIANA
Nada de lo que le dijeran le importaba. No entendía razones.
Mariana, desde muy niña, estaba obsesionada. Decía tener un
importante secreto.
Ya en su adolescencia y habiéndosele fijado aún más su idea,
sus padres, preocupados, siguieron las indicaciones del médico clínico
recurriendo a la consulta psicológica.
Pasadas varias sesiones fueron llamados a reunión.
El profesional notó el nerviosismo de los progenitores, por
lo tanto, sin pérdida de tiempo los
invitó a pasar al consultorio.
_ Los he citado para hacerles conocer mis primeras
apreciaciones.
La obsesión que demuestra Mariana por ese “secreto” que ella dice conocer y que
afecta su comportamiento en general, parecen ser extraños recuerdos que florecen
en ella y no está capacitada para manejarlos. De ahí surgen también esos
episodios de pánico que suele experimentar.
Al no poder llegar a su subconsciente en una sesión común,
tuve que recurrir a la hipnosis.
En ella logré que
tuviera una regresión en el tiempo y fue
ahí donde pudo manifestar con angustia que vio quien asesinó a Verónica Martino.
Dio toda clase de datos. Calle, número, ciudad, personajes.
Todo lo dijo con
tanta exactitud que ameritaba mi investigación en los archivos históricos, pues
bien podría ser una fantasía surgida de su subconsciente, o no, pero debía constatar lo que la afectaba
teniendo conocimientos concretos de mi parte.
Recurrí a un profesional amigo de Rosario, pues es ahí donde
se desarrollaron los hechos según Mariana.
Luego de unos días de
investigaciones, me informó que Verónica
Martino existió realmente en esa dirección, y que la misma fue asesinada en su
domicilio el 03 de noviembre del año 1993.
El caso fue cerrado pues no se pudo descubrir al autor
material del crimen.
Mi consejo profesional, si me lo permiten __continuó
diciendo ante la mirada atónita de los padres __es viajar a Rosario, a la
dirección que nos señala. Creo que es lo único que puede disipar su obsesión y
nuestras dudas.
Y así lo hicieron.
Al llegar al lugar reconoció la casa. La misma estaba
deshabitada, ante esto mencionó con certeza el nombre de una vecina.
Ahí fueron. Existía y
los atendió cordialmente.
Consultada sobre lo que ellos sabían, afirmó que así fue,
narrando con verborragia y lujo de detalles cómo encontraron muerta a Verónica.
También aclaró que nunca se supo quién o quienes la mataron de esa manera tan brutal.
Luego de tan terrible tragedia__continuó__ toda la familia
se había ido a vivir al interior del país, pues no podían seguir habitando en
esa casa.
Incluso comentó con levedad y timidez que se decía que las
puertas se cerraban y abrían solas, que
se sentían llantos a la noche, ¡pero dejó puntualizado que ella no creía en
esas cosas!
Le preguntaron cuánto tiempo hacía de lo que les estaba
contando y respondió que hacía de esto dieciocho años, la mataron en noviembre
del año 1993.
Volvieron al auto sumidos en el más absoluto de los
silencios. Sólo Mariana dijo con voz quebrada:
__Vayamos a la
Policía por favor. Yo sé quién la mató.
El Comisario la escuchó atentamente.
La voz de Mariana comenzó
a entrecortarse, llevó inconscientemente
las manos al cuello apretándose con tanta fuerza mientras exclamaba con una voz
desconocida e infantil __¡¡No papá!!! ¡¡¡ por favor no me mates!!!
Los padres estaban horrorizados; el Comisario inmutable; el
Psicólogo expectante.
Volvieron a su pueblo. Nadie habló en el trayecto. Los
rostros estaban contraídos, sólo el de Mariana estaba distendido y con
expresión de paz y tranquilidad.
Al llegar, el doctor les pidió a los padres les diera tiempo
para darles la mejor de las explicaciones.
Pasados varios meses el Comisario llamó al Psicólogo
confirmando la versión de Mariana.
El padre_ explicaba el policía_ ante el temor de que su hija
diera a conocer los abusos sexuales a que su padre la sometía, la estranguló
alevosamente en su cama el día que ésta se reveló gritando para llamar la
atención.
Esto sucedió el día y la hora en que Mariana, a 200 km de distancia, estaba
naciendo.
Más tarde, y luego de darle a conocer a los padres y a
Mariana ( que ya había cambiado sus actitudes, siendo ahora una adolescente
libre, alegre, todo lo contrario de lo taciturna que se la veía siempre ) lo
que le contara el Comisario.
El Psicólogo les
explica que a su entender, y luego de consultar con colegas amigos de gran
capacidad en este tema, Mariana ha tenido una metempsicosis, conocida
comúnmente como una transmigración del alma, y que saliera a la luz por la
criptomnesia o memoria oculta.
Es un tema muy delicado y quizá difícil de entender
__continuó diciendo.
Está relacionado con el Karma, que es una Ley de crecimiento
psicoespiritual.
Lo importante acá son tres cosas, el esclarecimiento de un
asesinato; la curación psicológica de su hija y la confirmación, para mi
especialidad, de que podemos reencarnar, pero eso será tema para otra charla si
ustedes así lo consideran.
Los padres se miraron, dieron la mano al Psicólogo
saludándolo y salieron murmurando entre ellos.
El Doctor pensó_ ¡No creyeron!, y es entendible. Son temas
muy complejos para entender pero mucho
más difíciles de “querer entender”.
Volvió despacio hacia su escritorio. Se sentó en el cómodo
sillón que recibiera de herencia de su padre y abrió un libro.
En la tapa se leía
“Muchas vidas, muchos maestros” de Brian Weiss.
Me agradó leer su impactante relato de un hecho que bien puede ser cierto. Rescato el buen manejo del suspenso y de las expresiones castellanas. En síntesis, me retiro satisfecho. Abresos chacosantafesinos y mis felicitaciones
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