miércoles, 23 de mayo de 2012

Cecilia Ortiz-Buenos Aires, Argentina/Mayo de 2012


SUEÑO QUE ESCRIBO

De la realidad, solo tomar
-y con la mano-
la necesaria a nuestro sueño.
R. G .A.


                Escribo lo que grita sin violencia mi cuerpo
                cuando cruzo el puente a ninguna parte
                y me dejo decir por la vida
                que he perdido signos milenarios.
                en los naufragios de mis rendidas manos.
                         Hay expertas palabras que son arcos tensados
                temo el impacto, cubro el pecho.
                Imagino que adormezco.
                Sueño que escribo sobre una tierra irreal
                inmensa, plana
                imagino: un ciclo que evade muertes
                                 septiembres prolongados
                                 valles sin hambre.
                Me despierta esa llanura obstinada
                que no reconoce amores, tampoco odio.
                Con los ojos abiertos contemplo
                este corazón enredado en lianas y musgo.
                que decidió adormecer sangre y volverse verde.
                Rodeado de selva, oculto del sol
                me mira con los ojos rojos todavía.
                Espera  que los pétalos broten de mi piel
                para comenzar aquél postergado viaje
                hacia nuestra poesía imperceptible.

3 comentarios:

  1. Qué lindo encolntarte aqui Ceci, y con este poema! Un abrazo enorme,

    Silvia Loustau

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  2. "corazón enredado en lianas y musgos" la fortaleza de la liana y la suavidad del musgo ¿oximorón?
    dice mucho tu poema hasta tenerlo en la palma de la mano con su sombra ofrecida.

    Michou Pourtalé

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  3. Querida Cecilia:

    La voz de un cuerpo que "grita sin violencia", las manos que naufragan, las palabras como "arcos tensados", la llanura obstinada, un corazón adormecido en sangre y a pesar de eso brotando hacia ese punto imperceptible.
    Hermosas imágenes, profundas, que hablan del poeta siempre buscándose, buscándose y perdiéndose y volviendo a encontrarse en ese sitio que sólo él puede percibir, adivinar.

    Un beso
    Beatriz Minichillo

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