viernes, 23 de agosto de 2013

Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Agosto de 2013



UN PUEBLO LEJANO
           
            Un regalo inesperado es siempre gratamente recibido. Tal fue así, el tener en mis manos el libro “Un Pueblo Lejano” escrito por un famoso médico bonaerense, Master en Psiquiatría y Salud Pública, el doctor Luis César Guedes Arroyo. Ello se debió a la feliz consecuencia de un encuentro literario, entre un grupo de chilenos que viajamos a Buenos Aires y fuimos recibidos, con todo protocolo, por un nutrido grupo de miembros de la Sociedad Argentina de Escritores, de Buenos Aires.
            Luego de las exposiciones literarias en el importante salón de la institución argentina, hubo tiempo para compartir impresiones, intercambiar libros, hasta algunas improvisadas interpretaciones de poemas por parte de los anfitriones, combinado con un exquisito y abundante cocktail que ayudó a relajar la formalidad anterior.
            Conversé con varios escritores acerca de nuestro quehacer, matizado con la toma de fotografías que servirían como registro de nuestro viaje al país trasandino. Sin darme cuenta con quien compartía impresiones, sobre nuestro quehacer literario, charlé in extenso con un señor cuya conversación me pareció muy interesante. Al otro día, recibí con sorpresa uno de sus libros, de manos de mi amigo don Carlos Calderón, con la tarjeta del Dr. Guedes Arroyo, con una inolvidable dedicatoria de su puño y letra.
            Y bueno, terminar su lectura desde tenerlo en mis manos, fueron largos ocho meses. Debí hacerlo por etapas, entre otros libros que se antepusieron por obligación literaria. Pero siempre estuvo ahí, porque desde sus primeras páginas capturó mi interés, por su desarrollo en un lenguaje sencillo, pero no falto de, podría decir, pulcritud literaria. Diálogos claros, que a pesar de tratarse de Norteamérica, lugar donde se desarrolla la acción, el lector se traslada y sigue las vivencias de sus protagonistas tal y como si fuera testigo presencial de ellas.
            Los diálogos fácilmente retratan a los personajes y los diferencian unos de otros en las variadas historias que se suceden en la vida de su protagonista, quien por su quehacer, de médico psiquiatra, llega enviado por los directivos del Hospital Johns Hopkins, a un pequeño pueblito de nombre Tyler Hill. Allí, como en cualquier lugar, sus veinte mil habitantes no están al margen de los problemas psíquicos y psiquiátricos que agobian a la mayor parte de los seres humanos de nuestro planeta.
            Esta sucesión de crónicas sobre personajes con diferentes patologías, comienza con el encuentro de un paciente próximo a operarse, renuente a comunicarse con su propio doctor. Luís, nuestro protagonista, logra abrir el candado conductual de tal enfermo. Este hecho, y su exposición de sólidos conocimientos, lo convierten en una buena carta para proponerle aceptar, como conejillo, un ambicioso proyecto en ese pueblo lejano que indica el título, basado solamente en la energía y el entusiasmo juvenil y altruista de nuestro protagonista. Allí se suceden las historias, constituyendo para el lector, cada una de ellas, un aprendizaje sobre comportamientos extraños e inexplicables de los cuales hasta estas lecturas, en la mayoría de los casos carecía de información. Y en esta obra vemos a la mayoría de sus personajes romper las pesadas cadenas que arrastran que se remontan a sus primeros años o a episodios traumatizantes en su vida adulta.  
            Así vemos a Luís, nuestro protagonista principal, involucrado con un convento de monjas, donde se suceden conflictos tan insólitos como la huelga de hambre, por parte  de un grupo de religiosas cubanas. Una joven y bella superiora norteamericana, inflexible y autoritaria que con el paso del tiempo y la influencia de nuestro galeno, logra encausar su vida lejos de la vida conventual y dar curso a una sexualidad reprimida. Un buen mozo sacerdote que tiene ingerencia directa en esta comunidad religiosa, no puede evitar causar estragos románticos entre sus casquivanas siervas. Insensiblemente cae en la tentación carnal con una de ellas y pensando que el Concilio Papal daría normalidad familiar a la vida religiosa - posición eclesiástica que nunca se dio - el hombre queda preso en la disyuntiva – o seguir en sus funciones clericales de obispo, con posibilidades de un no muy lejano grado cardenalicio - o bien dar curso a su inclinación sexual y sentimental, definida como hombre, ignorante de la próxima maternidad de una monja que es de su total responsabilidad.
            Otra de las historias más impactantes, es la de aquella monja que incita a un joven colega filipino; alternar un fogoso encuentro sexual, con la ejecución, con mediana maestría, de su última tocata y fuga en tempo appassionato, en el coro de la capilla de la congregación, entre encendido de luces, toque de campanas y autoridades eclesiásticas y civiles presentes en la nave central, para escuchar tal concierto.
            La trágica historia de una niña próxima al suicidio, no deja de ser impactante. Su extraño comportamiento, pese al apoyo y preocupación de su madre, quien no logra captar el actuar aberrante de su propio padre. La solución llega por mano divina y ambas mujeres logran con el tiempo encausar felizmente sus vidas.
            La enferma cuyo comportamiento la aleja de todo su entorno. Duelos no resueltos, hacen de ella su propio enemigo, provocando lentamente su destrucción, hasta que nuestro protagonista logra interesarla en permitir un cambio gradual, y gracias a un simple ardid se posibilita el principio de su sanación.
            También nos presenta el caso de aquella importante e inteligente doctora y su asistente. Ambas mujeres forman una pareja que viven una discreta relación romántica y que gracias a este sentimiento les crea una leal dependencia. La primera, debe buscar ayuda médica en la medicina alternativa, porque la alopática le anuncia su muerte a corto plazo. Finalmente logra vencer los vaticinios anteriores con la reeducación de hábitos, y un atinado tratamiento naturista. Ello deja pendiente un gran un desafío para nuestro protagonista, en cuanto a la efectividad de esta  terapia que niega la ciencia médica tradicional.
            Estas y otras crónicas, tienen un triste desenlace que nos lleva a participar en la partida prematura y trágica de la novia de Luis, nuestro personaje principal. Un mal totalmente agresivo, detectado a destiempo, es el responsable de su próxima partida. Los designios no están a su favor, las maravillas de la medicina alternativa no están a su alcance, por circunstancias no previstas.
            Y así, nuestro joven galeno, que resulta ser el propio escritor Luís César Guedes Arroyo, cumple su estadía en el Lejano Pueblo de Tyler Hill, dando por concluida su labor en la puesta en marcha de su programa sobre salud mental ambulatoria, para los habitantes de ese simpático lugar, que podría ser cualquiera de los nuestros, guardando las diferencias.
            Finalmente, agradezco al doctor Guedes el haber puesto su libro en mis manos. Este ha sido un verdadero aprendizaje novelado y de mucha información, que para un lego en estos asuntos desconocidos, resulta de un valor incalculable. Sin embargo, el conocer estos desórdenes, no significa una simple curiosidad, sino más bien, observar sin censura y con mucha comprensión, estas falencias que pueden afectar nuestras vidas, directamente o en forma tangencial, con  seres que forman parte de nuestra propia historia.
R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA. 11-FEBRERO-2010.
                  
           

           

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