EL IONESCO ARTESANO
Fui porque me comentaron que se
vende mucho. Hay una calle principal, que es la Av.Canalleda, con un
negocio al lado del otro. Inclusive hay entradas a largas galerías con pequeños
locales. La Av.
es comercial en 10 cuadras,aproximadamente. Están las calles paralelas como
Araguneta, Merla, Acacay y hay otra Av. llamada Anoa, que está comenzando a
incorporarse a este mundo fantástico.
No puedo dejar en el olvido, las
calles que cruzan estas dos Avenidas.
En este lugar se vende mucho, se
trabaja bastante, los cinco días de la semana.
Mi espacio de trabajo en la vereda
ya lo tenía --previa conversación y autorización con las autoridades
correspondientes-- en la calle Aranguneta y Sin Nocolás.
Mis compañeros de trabajo son :
un alto y negro marroquí, con un paraguas rojo, lleno de aros y collares de
reluciente color amarillo. Está Héctor, ofreciendo un rico jugo de naranjas
exprimido al instante. El Nene Alberiño ,es un señor vestido con ropa de mago,
luciendo en su cabeza una enorme canasta , llena de empanadas árabes.
Al comienzo de la
jornada de trabajo,llegué en mi coche Citroen 3B, cargado de cajas
rectangulares y apiladas en el asiento de
atrás. Lo primero que bajé, fue
la sillita plegable y una mesita redonda de regular tamaño , todo en compossé
con las flores que puse.
Las cajas las apoyaba en la mesa
y de a una las iba abriendo, frente a las miradas absortas de los compañeros y
del público que pasaba.
Al sentarme, me acomodé el moño
rojo y mé cambie las zapatillas boyero por unos enormes zapatos de color
haciendo juego con el moño.
La gente se apelotonaba, miraba
las estampillas y me miraban a mí.
Era evidente que me esperaban
días exitosos en lo económico y que mi narcisismo llegaría a su máximo
esplendor.
Tuve la precaución de colocar las
estampillas de América del lado izquierdo y las de Europa, A
sia y China del lado
derecho.
Estaba convencido que esta forma
de exhibición, acompañada de mi elegante ropa, generarían la atracción de las
personas con vocación filatélica.
Amigo Abel, muy lindo tú relato. Tienes una imaginación envidiable y la descripción de los personajes, hacen que casi una los vea. Como siempre te felicito.
ResponderEliminarOfelia La Cubana.
Genial, Abel. Eras una atracción por donde se mirara. Todo un éxito. Un abrazo,
ResponderEliminarHermoso relato Abel, sobre todo me gustó la descripción que hacés del negro con el paraguas rojo lleno de aros (todo un hallazgo). Felicitaciones y besos de Alicia Cora Fernández
ResponderEliminarExelente Abel, huelgan los comentarios. Insisto, todo este material debería ir a una novela con un hilo conductor, que ya puede entreverse en muchos de los textos publicados. Perdón por la insistencia: Berretines de lector. Otro abrazo.Marcos.
ResponderEliminarAbel: Yo te ví. Salí de mi casa situada en Cogotá y Enterrada. Estabas sentado en tu sillita plegable frente a tu mesa redonda. Te compré una pequeña colección de estampillas, me tomé un jugo de naranjas y prometí volver, porque me encantó el cuento.
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