EL SERENO (Oficios)
Tres golpes con su larga vara, anunciaba el pregón: “Ave maría purísima,
las tres han dado y nublado”.
La paz colonial de Santiago
era turbada a cada hora con su anuncio horario y meteorológico.
El sereno, con su mano izquierda sostenía el farol, con el cual
alumbraba su paso, luz que se perdió en la nebulosa de nuestra historia. Eran
los tiempos de la colonia y la capital marchaba a su ritmo. Las mujeres vestían
elegantes trajes confeccionados con finas telas importadas de Francia. Los
hombres de chaqué y sombreros de copa, luciendo en su chaleco reloj con
leontina de oro.
La modernidad llegó para
sepultar la figura legendaria de nuestros antepasados. El pregón fue
sustituido, primero por los relojes de bolsillo, después por los de pulsera y
finalmente por los de cuarzo. En el presente, los teléfonos celulares son
también relojes y, la televisión, nos da el informe meteorológico, sin los
recordados tres golpes de nuestro personaje.
Es así como puedo evocar al sereno de épocas pasadas, con su carga
melancólica que recuerda a todas las generaciones que nos antecedieron. (Grupo Literario LiteRatis)
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