domingo, 15 de diciembre de 2013

Julio Arellano Torres-Chile/Diciembre de 2013

EL SERENO (Oficios)


Tres golpes con su larga vara, anunciaba el pregón: “Ave maría purísima, las tres han dado y nublado”.
     La paz colonial de Santiago era turbada a cada hora con su anuncio horario y meteorológico.      
El sereno, con su mano izquierda sostenía el farol, con el cual alumbraba su paso, luz que se perdió en la nebulosa de nuestra historia. Eran los tiempos de la colonia y la capital marchaba a su ritmo. Las mujeres vestían elegantes trajes confeccionados con finas telas importadas de Francia. Los hombres de chaqué y sombreros de copa, luciendo en su chaleco reloj con leontina de oro.
      La modernidad llegó para sepultar la figura legendaria de nuestros antepasados. El pregón fue sustituido, primero por los relojes de bolsillo, después por los de pulsera y finalmente por los de cuarzo. En el presente, los teléfonos celulares son también relojes y, la televisión, nos da el informe meteorológico, sin los recordados tres golpes de nuestro personaje.
Es así como puedo evocar al sereno de épocas pasadas, con su carga melancólica que recuerda a todas las generaciones que nos antecedieron.  (Grupo Literario LiteRatis)                        

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