Entrevista
realizada a Rolando Revagliatti por Claudio González Baeza y Juan Luis Giménez
Victorica, publicada en el número 10, junio de 2002, de la revista (soporte
papel) “La Bota Literaria” de la ciudad
de Buenos Aires.
Entrevista con el poeta Rolando
Revagliatti
Entre los muchos personajes que podemos encontrar,
tanto en su poesía como en la narrativa que ha desarrollado, ninguno se asemeja
a él. Es que Rolando Revagliatti, incansable caminante de las letras y ávido
lector, es más que su propia poesía y esto lo demuestra con hechos. En dos años
coordinó sendos ciclos de lectura y le brindó a una gran cantidad de escritores
y amantes de las buenas letras, un espacio donde mostrar su obra. También lo
hizo con las publicaciones que circulan por esta ciudad, cediéndole un lugar
para presentarse en sociedad. Junto a Juan Luis nos sentamos a charlar, café de
por medio, con Rolando Revagliatti y descubrimos a un poeta que no sólo utiliza
la escritura como ejercicio. (C. G. B.)
La Bota: Sabemos
que sos un laburador de la poesía y que has coordinado dos Ciclos, uno en 1999
y otro en 2001, éste último homenajeando a Julio Huasi.
Revagliatti: El primero se llamó Ciclo de Poesía y Prosa Breve “Nicolás Olivari”.
Considerando mi experiencia como lector de textos literarios en tantos y tan
diversos espacios públicos de difusión oral, le propuse al poeta Cristian De
Nápoli, el que por entonces realizara la primera edición de mi libro “Picado
contrapicado”, asociarse conmigo. Aceptó, e integramos como co-responsable a
Rubén Del Grosso, escritor y propietario del local que devendría en Centro
Cultural El Aleph. A ambos, de inmediato, les sonó bien ese modo de homenajear
al poeta “maldito” Nicolás Olivari, no suficientemente recordado y bastante mal
conocido. Con frecuencia semanal, se sucedieron treinta y una reuniones
ininterrumpidas. En el primer segmento, la lectura programada con poetas y
narradores especialmente invitados; y en el segundo, tras un breve intermedio,
abríamos el micrófono a todos aquellos que quisieran leer textos propios o
ajenos. No incluimos música, ni siquiera de fondo. Sí se escuchaban voces de
poetas desde algún casette.
La Bota: También
presentaban libros y publicaciones periódicas.
Revagliatti: Sí, poemarios, y, entre otras, las revistas “Patagonia / Poesía”, “Plagio”,
“La Bota Literaria” (el Nº 1), “Papirolas”, “Bardo”, “La Guillotina”, “León en
el Bidet”, “Extranjera a la Intemperie”, “El Perseguidor”.
La Bota: ¿Cuántos
autores participaron?
Revagliatti: En lectura programada unos ciento cincuenta escritores. Y unos setenta en
lectura abierta (incluyendo a los coordinadores).
La Bota: Los que
producimos un medio gráfico podemos llegar a entender estos ciclos como
revistas, pero “en vivo”.
Revagliatti: Algo de eso hay. Revistas de difusión literaria. Al menos según el diseño
que describí.
La Bota: Un punto
de contacto entre tus ciclos y nuestra revista es que exponemos la producción
de autores como Olivari y Huasi, talentosos y sin embargo desconocidos para
muchos.
Revagliatti: Ambos son para mí entrañables. Admiro a muchos otros, pero con ellos me
pasa algo más.
La Bota: Ahí está
lo “entrañable”. A Huasi accedimos por vos, nos posibilitó descubrir a un gran
poeta. En la apertura de cada reunión leían un poema de él.
Revagliatti: El Ciclo de Poesía “Julio Huasi” sólo fue de poesía (y prosa poética).
Tanto en éste como en el primero, logramos que la convocatoria fuese
verdaderamente amplia. Funcionaron como muestras de poesía. Todas las
generaciones (autores entre veinte y más de ochenta años), diversidad en las
poéticas y en las trayectorias, autores con mucha obra y reconocimiento y otros
con sólo un libro editado, o sin libro editado.
La Bota: En 2001
ya no estabas en “El Aleph” sino en el café cultural “La Maga de Flores”.
Revagliatti: Así fue. Ambos en mi barrio (desde hace veinte años): Flores. El de La Maga
se conformó durante 34 semanas; y en el segmento de lecturas programadas
participaron 174 poetas; presentamos siete revistas y unos cuantos poemarios.
Comenzamos la poeta Griselda García como coordinadora adjunta, la poeta y
editora Alicia Gallegos participando en prensa y difusión, y yo como
coordinador general. Transcurridas ya trece reuniones, Alicia Gallegos se
separa (e inicia su propio ciclo en otro café). Quedamos Griselda y yo, hasta
que después de veinticinco reuniones Griselda sólo sigue llevando a cabo su
tarea en prensa y difusión, y el espacio vacante lo ocupa otra amiga y también
poeta, María Dolores Lucero.
La Bota: ¿Qué
comentarías sobre esas experiencias?
Revagliatti: Ha sido gratificante, por ejemplo, el contacto personal con tantos autores,
a muchos de los cuales conocía profundamente a través de sus libros. Ha sido
gratificante advertir plasmado el propósito de que confluyan, en numerosas
reuniones, poetas de diversas generaciones, de estéticas contrapuestas, en
algunos casos, y que se generaran climas de excelente atención. Ha sido
frustrante, por ejemplo, que algunos autores que habían comprometido su
participación, no se hicieran presentes y ni siquiera se disculparan con
posterioridad. En fin, que Dios les perdone el recóndito bochorno.
La Bota: Venís
editando mucho. Nos encontramos con unos años muy productivos.
Revagliatti: En algunos casos, son reediciones (“Fundido encadenado”, “Tomavistas”,
“Picado contrapicado”). En 2001 salió “Propaga” en la colección Libros del
Empedrado. En tu sello, Claudio, salió “Ardua”. Y con el mío, Recitador
Argentino, un par de poemarios breves, conformados en su mayoría por textos
multipublicados, a través de los años, en revistas y diarios de unos cuantos
países, “Pictórica” y “Sopita”, ambos con hechura artesanal.
La Bota: Noto que
volvés mucho a lo anterior y lo rearmás, lo reescribís, lo reeditás. ¿Qué te
lleva a eso?
Revagliatti: Disconformidad, desde luego. Y compulsión, casi, a retirar lo que sobra,
concentrar.
La Bota: En lo que
hace a tu escritura, ¿por dónde andás?
Revagliatti: Entre lo que más me motiva se halla un libro llamado “Corona de Calor”, de
unos setenta poemas, y que desde hace años espera su presentación en sociedad.
Tengo también uno que no cesa de expandirse: “Ojalá que te pise un tranvía
llamado Deseo”, y otro, al que más lentamente incorporo textos, más bien
humorísticos, y que preveo titular “Del franelero popular”.
La Bota: ¿Por
quién te sentís influenciado, marcado literariamente?
Revagliatti: Influenciado, sin duda, por muchos, tantas son las lecturas y los
metejones. Y si menciono a mis más transitados admirados, insoslayables me
resultan James Joyce, Marcel Proust, Samuel Beckett, Franz Kafka, Jean Genet.
La Bota: Desde
hace tiempo participamos de un derrumbe de valores a punta de decisiones
políticas y económicas. ¿Qué se te ocurre respecto de que subsista tanta
producción poética?
Revagliatti: Un pedacito de respuesta que atino a improvisar, es que la Argentina, a
través de sus creadores, de sus artistas, se defiende, ofrece resistencia.
Cuando es imposible seguir sosteniendo ciertas imágenes y aspiraciones exterioristas
respecto de modelos —globalización, dinero—, lo único a lo cual podemos
volvernos es hacia la interioridad, o hacia una exterioridad socialmente
compartida. No es de extrañar que en etapas de funesta crisis se apele a la
poesía.
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