domingo, 20 de septiembre de 2015

Claudio González Baeza y Juan Luis Giménez/Septiembre de 2015



Entrevista realizada a Rolando Revagliatti por Claudio González Baeza y Juan Luis Giménez Victorica, publicada en el número 10, junio de 2002, de la revista (soporte papel)  “La Bota Literaria” de la ciudad de Buenos Aires.




Entrevista con el poeta Rolando Revagliatti


Entre los muchos personajes que podemos encontrar, tanto en su poesía como en la narrativa que ha desarrollado, ninguno se asemeja a él. Es que Rolando Revagliatti, incansable caminante de las letras y ávido lector, es más que su propia poesía y esto lo demuestra con hechos. En dos años coordinó sendos ciclos de lectura y le brindó a una gran cantidad de escritores y amantes de las buenas letras, un espacio donde mostrar su obra. También lo hizo con las publicaciones que circulan por esta ciudad, cediéndole un lugar para presentarse en sociedad. Junto a Juan Luis nos sentamos a charlar, café de por medio, con Rolando Revagliatti y descubrimos a un poeta que no sólo utiliza la escritura como ejercicio. (C. G. B.)



La Bota: Sabemos que sos un laburador de la poesía y que has coordinado dos Ciclos, uno en 1999 y otro en 2001, éste último homenajeando a Julio Huasi.

Revagliatti: El primero se llamó Ciclo de Poesía y Prosa Breve “Nicolás Olivari”. Considerando mi experiencia como lector de textos literarios en tantos y tan diversos espacios públicos de difusión oral, le propuse al poeta Cristian De Nápoli, el que por entonces realizara la primera edición de mi libro “Picado contrapicado”, asociarse conmigo. Aceptó, e integramos como co-responsable a Rubén Del Grosso, escritor y propietario del local que devendría en Centro Cultural El Aleph. A ambos, de inmediato, les sonó bien ese modo de homenajear al poeta “maldito” Nicolás Olivari, no suficientemente recordado y bastante mal conocido. Con frecuencia semanal, se sucedieron treinta y una reuniones ininterrumpidas. En el primer segmento, la lectura programada con poetas y narradores especialmente invitados; y en el segundo, tras un breve intermedio, abríamos el micrófono a todos aquellos que quisieran leer textos propios o ajenos. No incluimos música, ni siquiera de fondo. Sí se escuchaban voces de poetas desde algún casette.


La Bota: También presentaban libros y publicaciones periódicas.

Revagliatti: Sí, poemarios, y, entre otras, las revistas “Patagonia / Poesía”, “Plagio”, “La Bota Literaria” (el Nº 1), “Papirolas”, “Bardo”, “La Guillotina”, “León en el Bidet”, “Extranjera a la Intemperie”, “El Perseguidor”.


La Bota: ¿Cuántos autores participaron?

Revagliatti: En lectura programada unos ciento cincuenta escritores. Y unos setenta en lectura abierta (incluyendo a los coordinadores).


La Bota: Los que producimos un medio gráfico podemos llegar a entender estos ciclos como revistas, pero “en vivo”.

Revagliatti: Algo de eso hay. Revistas de difusión literaria. Al menos según el diseño que describí.


La Bota: Un punto de contacto entre tus ciclos y nuestra revista es que exponemos la producción de autores como Olivari y Huasi, talentosos y sin embargo desconocidos para muchos.

Revagliatti: Ambos son para mí entrañables. Admiro a muchos otros, pero con ellos me pasa algo más.


La Bota: Ahí está lo “entrañable”. A Huasi accedimos por vos, nos posibilitó descubrir a un gran poeta. En la apertura de cada reunión leían un poema de él.

Revagliatti: El Ciclo de Poesía “Julio Huasi” sólo fue de poesía (y prosa poética). Tanto en éste como en el primero, logramos que la convocatoria fuese verdaderamente amplia. Funcionaron como muestras de poesía. Todas las generaciones (autores entre veinte y más de ochenta años), diversidad en las poéticas y en las trayectorias, autores con mucha obra y reconocimiento y otros con sólo un libro editado, o sin libro editado.


La Bota: En 2001 ya no estabas en “El Aleph” sino en el café cultural “La Maga de Flores”.

Revagliatti: Así fue. Ambos en mi barrio (desde hace veinte años): Flores. El de La Maga se conformó durante 34 semanas; y en el segmento de lecturas programadas participaron 174 poetas; presentamos siete revistas y unos cuantos poemarios. Comenzamos la poeta Griselda García como coordinadora adjunta, la poeta y editora Alicia Gallegos participando en prensa y difusión, y yo como coordinador general. Transcurridas ya trece reuniones, Alicia Gallegos se separa (e inicia su propio ciclo en otro café). Quedamos Griselda y yo, hasta que después de veinticinco reuniones Griselda sólo sigue llevando a cabo su tarea en prensa y difusión, y el espacio vacante lo ocupa otra amiga y también poeta, María Dolores Lucero.


La Bota: ¿Qué comentarías sobre esas experiencias?

Revagliatti: Ha sido gratificante, por ejemplo, el contacto personal con tantos autores, a muchos de los cuales conocía profundamente a través de sus libros. Ha sido gratificante advertir plasmado el propósito de que confluyan, en numerosas reuniones, poetas de diversas generaciones, de estéticas contrapuestas, en algunos casos, y que se generaran climas de excelente atención. Ha sido frustrante, por ejemplo, que algunos autores que habían comprometido su participación, no se hicieran presentes y ni siquiera se disculparan con posterioridad. En fin, que Dios les perdone el recóndito bochorno.


La Bota: Venís editando mucho. Nos encontramos con unos años muy productivos.

Revagliatti: En algunos casos, son reediciones (“Fundido encadenado”, “Tomavistas”, “Picado contrapicado”). En 2001 salió “Propaga” en la colección Libros del Empedrado. En tu sello, Claudio, salió “Ardua”. Y con el mío, Recitador Argentino, un par de poemarios breves, conformados en su mayoría por textos multipublicados, a través de los años, en revistas y diarios de unos cuantos países, “Pictórica” y “Sopita”, ambos con hechura artesanal.


La Bota: Noto que volvés mucho a lo anterior y lo rearmás, lo reescribís, lo reeditás. ¿Qué te lleva a eso?

Revagliatti: Disconformidad, desde luego. Y compulsión, casi, a retirar lo que sobra, concentrar.


La Bota: En lo que hace a tu escritura, ¿por dónde andás?

Revagliatti: Entre lo que más me motiva se halla un libro llamado “Corona de Calor”, de unos setenta poemas, y que desde hace años espera su presentación en sociedad. Tengo también uno que no cesa de expandirse: “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”, y otro, al que más lentamente incorporo textos, más bien humorísticos, y que preveo titular “Del franelero popular”.


La Bota: ¿Por quién te sentís influenciado, marcado literariamente?

Revagliatti: Influenciado, sin duda, por muchos, tantas son las lecturas y los metejones. Y si menciono a mis más transitados admirados, insoslayables me resultan James Joyce, Marcel Proust, Samuel Beckett, Franz Kafka, Jean Genet.


La Bota: Desde hace tiempo participamos de un derrumbe de valores a punta de decisiones políticas y económicas. ¿Qué se te ocurre respecto de que subsista tanta producción poética?

Revagliatti: Un pedacito de respuesta que atino a improvisar, es que la Argentina, a través de sus creadores, de sus artistas, se defiende, ofrece resistencia. Cuando es imposible seguir sosteniendo ciertas imágenes y aspiraciones exterioristas respecto de modelos —globalización, dinero—, lo único a lo cual podemos volvernos es hacia la interioridad, o hacia una exterioridad socialmente compartida. No es de extrañar que en etapas de funesta crisis se apele a la poesía.

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