miércoles, 21 de octubre de 2015

Alicia Scordomaglia-Argentina/Octubre de 2015



MONÓLOGO DE LA ESTATUA DE CRISTOBAL COLÓN

Sobreviví  al bombardeo del 55; pero esto es el colmo…
Si Arnaldo,  gentil-hombre, que con tanta maestría me creó, estuviera aquí,   no habría soportado semejante afrenta… 
¡Desalmados! Atreverse a bajarme de mi pedestal y dejarme recostado aquí, como si fuera un  ignorante sin estirpe.
Me duele la espalda…Esta cama de madera y hierro, es incómoda…
Me preocupan mis vestidos.   En esta posición, se irán deteriorando con las lluvias, el viento y el sol abrazador de Buenos Aires, que no perdona… 
Algunos turistas me miran con asombro…
Dicen que fueron a Génova;  que visitaron el museo…
He pensado en volver a mi casa natal, pero eso no será posible por obvias razones…

He de ser sincero conmigo mismo.  Me estaba mareando, arriba de esa bendita columna.
Y esos grupos que habitan en el sur, allá abajo… Han agotado mi paciencia con tanta habladuría…
Extraño mi vida de navegante… La majestuosidad del mar; la inquietud por lo desconocido…No he sido hombre de quedarme quieto…

Es jueves. Integrantes de la colonia italiana, en este extraño paraje, han venido a protestar por mi situación.  
Están alterados. 
¡Por las barbas de Neptuno!  ¡Esas mujeres gritan como demonios!

¡Qué hermosa noche!  Con la gracia de Dios no han de llevarme a Mar del Plata… ¿Será un lugar peligroso?
Las gentes han dejado la plaza… Un poco de silencio…
El palacio rosado y yo, nos hacemos compañía…

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