No debiste volver
No debiste volver.
El horizonte estaba
desnudo,
las aves volaban a
placer,
los colores regresaban,
uno a uno,
poco a poco,
como destinados a
cumplir su cometido.
La placidez
de las cosas
se hacía sustancia
conmigo
y por un
momento
creí que era
posible.
Puñal de los tiempos
resabio tormentoso,
reiterado,
siempre
disfrazado de cautela,
no debiste
volver.
Se ha
ensombrecido de nuevo
mis miembros
tiemblan
agitados por
la incertidumbre.
Callo
todo y espero.
Cada mañana
vuelve la misma pregunta.
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