SOLILOQUIOS DE GIOVANNI PAPINI
ESCRITOR ITALIANO
Monólogos adjudicados a diferentes
personajes que presenciaron la llegada del Salvador, en un humilde pesebre de
Belén.
El dueño del establo
Reflexiones del dueño del establo donde
alojaron María y José, en aquella noche memorable en que nacería el salvador
del mundo. Él no lo sabe, pero intuye que la mujer niña lleva en su pecho algo
tan hermoso como un ramo de flores.
El pastor que se ha quedado atrás
Un pastor, que frisa la setentena, está
realmente impresionado de ver esa noche seres que no corresponden a lo que él
ha visto en sus largos años de vida. Son seres iluminados y extraños a los que
todos siguen y aceptan con admiración y confianza.
Ha llegado a sus oídos que
en un establo nacerá un rey, pero él sabe que los reyes nacen en los palacios,
sin embargo este rey desciende del rey David. Pero su fe en Adonai le dice que
su Dios no tiene hijos. Aún así, tiene la curiosidad de ir a ver qué sucede....
Las ovejas dejadas solas.
Las ovejas en el establo sacan sus
propias conclusiones. Han despertado con esa luz imposible de describir. Se
sienten abandonadas en esa noche, a merced de quien quiera hacerles daño, ¿por
qué? Tienen frío y hambre, están miedosas al no saber lo qué ocurre. No
entienden por qué los hombres de pronto pierdan la cabeza por un acontecimiento
inesperado.
La comadrona.
No sabe los motivos por qué
la han solicitado en mitad de la noche. Un viejo llega, y con fuertes golpes en
su puerta la hace salir de su cama, para asistir a su mujer que espera a su
hijo a punto de nacer. Se extraña de saber que está cobijada en un
establo fuera del pueblo, ella está acostumbrada a atender a las señoras
acomodadas del lugar.
Pero va y se encuentra con la joven
madre que plácida está sentada contemplando a su hermoso hijo recién nacido,
cuya mirada ilumina toda la habitación.
Saca por conclusión que todo es una
brujería y decide que al día siguiente avisará al centurión para que los
expulse de la ciudad.
El ratón en la pared.
El ratón piensa que con
tanto movimiento y sucesos extraños, esa noche será de ayuno. Ve a una mujer
joven, un niño y un viejo que los acompaña. Pastores han llegado, todos
perseguidores de su raza, por lo no le queda más remedio que esconderse entre
dos piedras y observar lo que pasa, muerto de hambre, porque al descubrirlo,
los pastores habrían sido los primeros en aplastarlo con sus zapatos herrados.
Sabe que aunque muy grandes para su estatura, el buey y el asno son sus amigos.
Él ha visto otros niños y éste no es diferente a los demás y por su culpa no
puede comer. Si el ambiente no estuviera tan iluminado, hasta podría
saciar su hambre pegándole un mordisco al recién
nacido.
El buey.
Se pregunta ¿quién tiene el derecho de
invadir su casa? Es la primera vez que los ve en su pajar ocupándole el
heno, que es su alimento.
De pronto lo ve, es hijo de mujer y
recién nacido, pero diferente a cuántos ha visto antes, no reclama como los
otros. Tiene los ojos abiertos, pero no parece de verdad, piensa que es un
pequeño Dios nacido en ese lugar, por simple equivocación. Advierte todas las
maravillas que le trasmite la presencia del pequeño, incluso parece que le
quisiera hablar y darle las gracias por acogerlo, mirada que nunca había visto
en ningún humano. Se pregunta que podría darle él, para demostrarle su amor y
decide que su aliento entibiará el nido de ese pequeño Dios.
El gorrión en el tejado.
El pajarillo, no entiende
qué pasa, hay luces por todas partes sin ser día. Concluye que se trata
de un misterio. Escucha voces en el establo y también en el cielo, pensando que
posiblemente el hombre vuele como él. Esa noche es imposible dormir. Su
pensamiento es de enojo, por haber roto una noche de descanso para buscar alimento
al día siguiente. Se pregunta por qué el hombre los castiga haciéndolos sus
prisioneros o dándoles muerte y más aún, esa noche fastidian su sueño.
El asno.
En la mente del viejo animal
sabe que Dios ha querido que de su muerte, él vea cosas maravillosas. Su vida
siempre ha estado en la compañía del buey y de un ratón, que comen en forma
constante.
Recuerda que ha estado en Damasco y en
Jerusalén, pero nunca ha visto algo tan maravilloso como lo que ahora
contempla. Él se siente feliz de ver a la joven inclinada hacia su hijo recién
nacido, tanto que le hace sentir deseos de llorar por la ternura que contemplan
sus cansados ojos. Ve a los pastores con rostros regocijados y a la criatura
hermosa tendida entre la paja, cuya mirada llega hasta los más profundos
sentimientos de quienes lo contemplan. No le cabe la duda que lo que ha oído es
verdad, ha presenciado el nacimiento del Dios anunciado, él quien se sabe el
más humilde de los animales del establo.
El posadero.
Un posadero cuestionador y mal
pensado recibe a la pareja y piensa que se trata de gente sospechosa, el hombre
es mayor, ella una niña encinta pronta a dar a luz. Se niega a dar alojamiento
en su negocio respetable, considerando que es una situación que supone algo
poco honesto. En su pensamiento censura el actuar femenino, aunque advierte en
la joven su aspecto virginal. Pero aún considerando los aspectos positivos de
ambos, el hecho de ser pobres y de Galilea, lo hace rechazarlos en la seguridad
de que en cualquier otro lugar encontrarán
cobijo.
I0.- GIOVANI PAPINI
ESCRITOR ITALIANO
Nacido en Florencia en 1881 y fallecido en 1956 es uno de los escritores más
importantes que ha dado la
Italia del siglo XX.
A comienzos de siglo, en 1903, funda en Florencia
junto a Guiseppe Prezzolini y otros más, la revista Leonardo, utilizando como
sede el Palacio Davanzati.
Alrededor de 1920, un año antes de publicar
su Historia de Cristo, se produjo su conversión al catolicismo, no
sin escándalo y sorpresa de todos.
En 1935 obtuvo la Cátedra de Literatura
Italiana en la Universidad de
Bolonia (a pesar de que sus estudios sólo lo habilitaban para
enseñanza primaria) pero que no ejerció debido a problemas en su vista (en 1938
rechazó la misma cátedra pero de la Universidad de Florencia); las autoridades
confirmaron la "impecable reputación" de Papini a través de ese nombramiento.
En 1937, Papini publicó el primer y único
volumen de su Historia de la literatura italiana, dedicada
"A Benito
Mussolini, amigo de la poesía y de los poetas", que fue de gran
consideración para la academia, especialmente en el estudio del Renacimiento
Italiano.
También ese mismo año fue nombrado miembro de
la Real Academia de Italia, la mayor institución cultural del país,
y en 1939, Presidente del Centro de Estudios Nacionales sobre el
Renacimiento. Asimismo, fue vicepresidente de la Federación Europea
de Escritores desde marzo de 1942. A mediados de 1944, refugiándose de la
postrimería de la
Segunda Guerra Mundial, Papini abandonó su casa de Bulciano,
que luego fue destruida por los bombardeos ingleses. En su edad madura, ingresó
al convento franciscano de Verna. Murió en 1956 en su natal Florencia, ciego, mudo y paralítico.
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