martes, 21 de junio de 2016

Mónica García de Vinuesa-Argentina/Junio de 2016



Como a las tres

Te saliste de mi como a las tres
cuando el sol culminaba,
el sudor de Dios se derramaba
sobre mi espalda libre.
Te dejé ir sin una queja.
En mi piel borraste tus anhelos,
el látigo dejó cálido aliento
en mi pálido cuello anochecido.
Te saliste de mi como a las tres
y aún llevo el látigo en mi piel,
tus manos prendidas de mi pelo,
tu germen despertando mis sentidos.
Te saliste de mi como a las tres
y sin embargo mi néctar se estremece
cuando te pienso, despierta, en la mañana
o cuando siento mucho frío.
Mis pies tienen memoria del olvido,
mis pasos ya se acercan lentamente
al fugaz precipicio del mañana.
Acaso en este tiempo compartido
sepa a miel la soledad pasada.
Tal vez en un quizás
me olvide hoy, el amargo sabor de otra mirada.
Tal vez sólo tal vez
recurra hoy
a desafiar como Ícaro al sol.

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