58
Escalones
Levantarse temprano no era una costumbre . Ese día sería una excepción
. Al nudo de su corbata llamado " el filipino", todos lo elogiaban.
Una brisa suave lo recibió en la calle . Respiró profundo . El peso corporal lo
perjudicaba, para los 58 escalones que lo separaban hasta la puerta del pequeño
departamento de dos ambientes, ubicado en Barracas.
Por su trabajo de vendedor de galletitas sin sal, recorría de lunes a
viernes toda la Capital Federal. La empresa, lentamente---al no actualizarse---fue
perdiendo ventas y también a sus otros dos vendedores. Ahora sólo quedaba
Gustavo con un misero sueldo , sin obra social , ni sindicato que lo
protegiera.
La situación con sus padres había empeorado . Ellos ---importantes
empresarios con astilleros propios---- no concedían a ninguno de sus hijos
beneficios de ayuda económica, ni le ofrecían relaciones comerciales que los
pudieran ayudar .
Ese día, sentía que debía resolver su futuro .
La relación con su esposa, se había ido deteriorando, ya no eran los
mismos. El tiempo, junto a los infortunios de dinero, los llevaban a un no
soportarse.
La actitud de sus padres, el trabajo, el convivir horrible con su
mujer, lo llevó a transgredir con el alcohol, recorriendo antiguos tugurios en
donde encontraba niñas avejentadas por la droga y la noche . Más de una ves
había tenido sexo de la manera mas procaz, dejándolas con un ojo hinchado o con
una mordida en los senos.
Uno de sus clientes mas antiguos---el viejo Anselmo de Parque
Patricios---le había dicho reiteradas veces que no lo veía bien, que estaba
"cambiado". Gustavo se descubría un ser extraño, escondido detrás de
un moño filipino. La solución la resolvió muy a su manera. Cuando el dueño de
la empresa le preguntaba por el viejo Anselmo, él le contestaba que había
fallecido y que sus herederos no sólo modificaron el local, sino que también
habían cambiado la totalidad de proveedores.
Hacía pocos días que le iban en aumento las ganas de comer. Él siempre
decía, que ver sangre humana o animal, le despertaba el apetito.
Cenó en la noche del 23 de Mayo de 2010, en un restaran llamado
"El Antojo", cercano a la casa de sus padres.
Al saborear las mollejas con cebolla de verdeo, pensó que el plan ya no
sólo lo tenía consolidado, sino que lo había empezado, matando a sus padres esa
noche.
Utilizó una sevillana grande y muy filosa.
Se tomó el resto de Malbec, pidió la cuenta y se retiró, sonriendole a
una adolescente que jugaba con dos amigos a darse suaves besitos.
Al otro día, no pudo desarrollar la misma rutina.
Recordando sus años de niñez y adolescencia, necesitó volver a Villa
Devoto. Cercano a su departamento en California y Velez Sarfield, tomo el
ómnibus 85, se sentó y observó en la ventanilla el rostro de un hombre sereno
que sabe a donde va y para qué va .
Descendió en Sanabria y Jose L.Cantilo, camino hacia la estación Devoto
del Ferrocarril San Martín, cruzó las vías por el túnel de acceso, para luego
salir al centro de la villa.
Compró un paquete de Parissien de 10, el Clarín y se sentó en uno de
los bancos de la pequeña placita, mirando hacia las vías.
Al abrir el diario, leyó en una de sus páginas, que un hombre,moreno y
alto, había asesinado a sus padres mientras dormían.
La descripción la había dado un vecino, que todas las noches paseaba su
perro y era conocedor de las distintas familias que vivían en la manzana.
El informe continuaba diciendo, que la policía había detenido al
macabro asesino en un lujoso hotel de Retiro.
La mujer---continuaba el informe---que se encontraba en el lugar, lo
denunció porque estaba cansada de tantas palizas y amenazas de muerte , si no
tenían encuentros fortuitos en distintos hoteles .
En ese instante, ella descubrió que ese hombre que al principio de su
relación habia amado, era un monstruo,
La policía, al detenerlo, le comunicó el porqué de su detención : lo
acusaban por la denuncia de esa mujer, y por la sospecha de que se trataba del
asesino de sus padres, según la denuncia de un vecino. El matrimonio había sido
muerto en forma siniestra.
Detuvo la lectura, cerró el diario, encendió un cigarrillo, paró un
taxi . " A Ezeiza por favor ".
En el trayecto pensó : "¡ tantas ganas de hacerle el amor a mi
mujer que me dio lástima, le dejé el terreno libre a mi pobre HERMANO GEMELO
".
FINAL INESPERADO, REALMENTE INESPERADO....FELICITACIONES, ABEL, PARACCA DE PALERMO....
ResponderEliminarUn final imprevisto, me gustó mucho este relato. Beso Alicia
ResponderEliminarUn final imprevisto, me gustó mucho este relato. Beso Alicia
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