sábado, 22 de septiembre de 2018

Isidoro Gómez Montenegro/Septiembre de 2018


Otoño


Entra… inicia el otoño
la luna moviéndose
cubre con lienzo blanco… recuerdos.
Los sueños no concluyen
la luz toca mi rostro de deseo y verdad.
Voces dejan tormentas y huracanes
empapan de ritmo mis oídos
se escucha el agua…
Silbidos de palabra dormitan,
descansado de deseo; el palpitar sede.
Mis pestañas mojadas abren la luz
entra el inicio de otoño.
Cada luna llena escribo
palabras, describen mis sueños.
Ahora oscurece más…
Los árboles tiemblan de ausencia,
crece de noche, duerme sueño profundo…
mañana despertará despacio.
Hojas desgastadas por el viento
derribadas en clara mañana,
hojas de oro e higos desprendidos
al contacto del aire.
Vida inextricable,
continuo viajar del día sin sol.
Piso en cenagoso prado inane,
soporto el sarcasmo del hombre.
Sopla el viento en incruenta tarde
es otoño, hojas doradas caídas
dan espacio a las nacientes… tiernas.
Se escucha, chocar de hojas secas…
quebradizas
termina su existencia.
No es ominosa la vida
despiertan cantos
indecibles de amantes.
¡La vida es canción amorosa!
Mi mano no se cansa de acariciar el viento,
se derrite el murmullo, rueda en mi piel.
El alba llega…
terminó el canto tinto de la luna.
Amanece…
haz de luz cruza el firmamento.

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