Jorge Luis
López Aguilar responde “En cuestión: un
cuestionario” de Rolando Revagliatti
Jorge Luis López Aguilar nació el 23 de febrero de 1950 en la ciudad de Buenos Aires, la
Argentina, y reside desde 1982 en la ciudad de Ramos Mejía, provincia de Buenos
Aires. Es Contador Público Nacional egresado de la Universidad de Buenos Aires
y Profesor de Enseñanza Secundaria para Adultos, por la Universidad Nacional de
Luján. En el lapso 2000-2015 se dedicó por completo a la educación secundaria
de adultos. Además de otros cargos, fue Presidente de la Sociedad Argentina de
Escritores (SADE), Seccional Oeste Bonaerense, entre 1992 y 1994. Fue
Secretario de Redacción de la revista “Oeste” e integró los grupos literarios
“Roberto Arlt” y “La Torre de los Amigos”. Ha sido incluido en las selecciones
antológicas “Cuentos y poesías”, “Antología de poetas de Morón” (compilador:
Alberto Luis Ponzo), “Oeste. Antología de
poetas y narradores 2007”, “Obra
viva”, “International poetry 1985”,
“Plásticos 10 poetas” y “Antología de la nueva poesía argentina”
(compilador: Daniel Chirom). Publicó en soporte papel los poemarios “El hombre del bar” (1979), “Poemas” (1983), “El sueño de los cantores” (1989) y “Cantor secreto” (2006), así como en edición digital el titulado “En el sudor del toro y otras
provocanciones” (2017). Declara que “Llevo
intentando desde siempre la tarea de escribir de la misma manera que hablo,
mezclando la reflexión filosófica y la manifestación de ideas políticas con la
ironía del humor y la efusión lírica y adhiero a quienes consideran que la
poesía es una forma de interpretar el mundo y su entorno, tan válida como la
filosofía y todas las ciencias.”
1: ¿Cuál fue tu primer acto
de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
JLLA: Supongo que habrá sido algún intento de poema, en la niñez. Todavía lo
estoy escribiendo.
2: ¿Cómo
te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
JLLA: Quien haya leído algo de mis poemas, sabe que amo la lluvia. Considero,
como dice el dicho, que “ningún marinero
se hizo con mares calmos”. No sé porqué asimilo la sangre a la genética y
lo heredado. En cuanto a la velocidad y las contrariedades, yo también “preferiría no hacerlo”.
3: “En
este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”,
por ejemplo, William Faulkner y su “He
oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
JLLA: Yo tuve la suerte de conocer a Antonio (Nino) Aliberti, Alberto Luis Ponzo
y Juan Alberto Nuñez en el taller literario del Grupo Roberto Arlt. Aprendí que
hay un oficio por practicar y que la inspiración no llega sino a la mesa de
trabajo. Por otra parte, descreo, les saco la lengua y me río ante los que no
leen a nadie “para ser originales” y
los que no corrigen ni una coma, “porque
les brotó así”. En todos los órdenes de la vida, creo en los aprendizajes y
la práctica. Por eso también me resultaría difícil ponerle fecha a un poema,
porque normalmente corrijo lo escrito, y vuelvo a corregir al tiempo.
4: ¿De qué artistas te
atraen más sus avatares que la obra?
JLLA: No soy muy cholulo, y aun en historias de vida como la de Charles Bukowski,
me fijo más que nada en la obra. Advierto que no todos los que atravesaron
circunstancias como, por ejemplo, Arthur Rimbaud, han escrito lo que éste. Un
oscuro burócrata, un loco bohemio, un trabajador, un miembro de la nobleza
europea, lo que importa es la obra. Sí me conmueve pensar en un Miguel de
Cervantes perseguido por los acreedores y los editores, o un Macedonio
Fernández escapándose de las pensiones con mujer e hijo porque no podía pagar.
Pero también tenés a una Emily Dickinson, o a un Juanele Ortiz, que vivieron
“tranquilos”. ¿Y Sor Juana Inés de la Cruz?
5: ¿Lemas,
chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
JLLA:
“De
cobardes no hay historia”. Y otros, que decía mi
vieja ante circunstancias muy distintas: “Así
sabe ser” y “Lo rico es poco”. Y
de Alberto Luis Ponzo: “No tiene que
temblar la mano para tachar”.
6: ¿Qué obras artísticas
te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís
quedando, perplejo?
JLLA:
El fragmento de un poema de Conrado Nalé Roxlo
que debo haber leído en la época de la secundaria: “Carpintero, haz un féretro pequeño / de madera olorosa, / se nos ha
muerto un sueño, / algo que era entre el pájaro y la rosa. / Fue su vida
exterior tan imprecisa / que sólo se lo vio cuando asomaba / al trémulo perfil
de una sonrisa / o al tono de la voz que lo nombraba…”
La letra de una canción de Nat King Cole:
“Ansiedad, de tenerte en mis brazos /
musitando palabras de amor…” o “Avanti Morocha” de Los Caballeros de la
Quema: “Nunca dejo que un ángel haga nido
en mi almohada…”
Y de “Coplas de bagualas del valle Calchaquí”
de Atahualpa Yupanqui: “Yo ensillaba mi
caballo / y ella se puso a llorar / y entonces, sin decir nada / comencé a
desensillar”. Así como ese verso de “Zamba del grillo”, también de
Yupanqui: “La luna alumbraba el canto del
grillo junto al camino…”.
Las letras de música popular siempre me
atrajeron: “En aguas dormidas de algún
manso arroyuelo / que sueña en las noches lo mismo que sueño yo” (del
chamamé “Villanueva” de Ernesto Montiel) o del tango “Sin piel” de Eladia
Blázquez: “Voy a aprender a llorar sin
sufrir / sin detenerme a mirar una flor…”.
7: ¿Tendrás por allí alguna situación
irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras
contar?
JLLA:
Yo trabajaba en el Banco Nación, y ví, junto con
algunos compañeros, que estaban descargando unos escritorios desarmados: hierro
marrón y fórmica color cremita. Y comenté: “Qué
lindos que deberían ser, una vez armados.” Uno de mis compañeros, después
de mirarme, me informó que así eran los que nosotros estábamos usando en la
oficina.
8: ¿Qué te promueve la noción de
“posteridad”?
JLLA:
Me remite a la de “olvido”. Me pregunto cómo
vería el futuro un Cervantes, o un José Hernández. Y no me parece destino
infeliz el de algún poeta menor del que no se recuerde el nombre, pero sí algunas
de las líneas que escribió.
9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te
aplastan?
JLLA: Siempre me llevé bien con la rutina. No me siento
una víctima del destino, y además he aprendido con los años lo estimulante que
es repetir algo (un ejercicio, una receta de cocina) y tratar de hacerlo mejor
cada vez.
10: ¿Para
vos, “Un estilo perfecto es una
limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus
Barga? Y siguió: “…un estilo es una
manera y un amaneramiento”.
JLLA: No distingo claramente la perfección en los estilos.
Como Ernesto Sábato, quiero hablar de la literatura como el paisano habla de su
caballo.
11: ¿Qué sucesos te producen mayor
indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te
hartan instantáneamente?
JLLA: En general, me irritan las situaciones de
injusticia, y la estupidez humana. Me enfurecen las actitudes prepotentes
(ejércitos de ocupación, escraches, patoteos, secuestros, etc.) en donde
algunos consideran que como son más fuertes, o más numerosos, o están mejor
armados, pueden imponer su voluntad a otras gentes.
Me revientan los
fanatismos, y las posiciones “políticamente
correctas”. Me disgustan las afirmaciones efectuadas sin pensamiento
crítico. Pero ya no me sorprenden, por lo que ni me indignan demasiado, ni me
calientan, ni me hartan demasiado.
12: ¿Qué postal (o postales)
de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?
JLLA: De chico era introvertido. De grande me la he pasado
hablando. No tengo mucho para compartir. Tal vez porque siempre recuerdo al
Nino Aliberti observando que la postura de
algunas gentes era “voy a hablar
de mí mismo, que es un tema que me apasiona”.
13: ¿En los universos de qué
artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras
elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como
personaje o de algún otro modo?
JLLA: Ser amigo de Alejandra y Martín, en “Sobre héroes y tumbas”. Poder
aconsejarlos un poco.
14: El
silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la
desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías
lo antes mencionado con algún criterio, orientación o sentido?
JLLA:
Ese orden me parece bien. A mí me conectan con lo
humano, e impulsan mi solidaridad.
15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la
mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
JLLA:
Usted hace preguntas jodidas de responder,
Revagliatti. Puedo mencionar unos versos de “Esta noche me emborracho” de
Discépolo: “Mire, si no es pa’ suicidarse
/ que por ese cachivache / sea lo que soy”.
Ahora recuerdo una escena de la serie
televisiva “Two Men and a Half”, cuando el tío Charlie ya se ha muerto, y Alan
y el pibe están sentados, viendo un toco de dólares que Charlie había dejado
para que Jake pudiera ir a la universidad.
Cómo se mataban de risa.
16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué
imprecisiones preferís?...
JLLA:
Sin comentarios.
17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere
a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas
que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
JLLA:
En general, quiero y he querido a gente que pude
admirar. Y al día de hoy ya no me desvivo por admirar a nadie ni por quererle.
¿Quién puede ser juez o árbitro para valorar o evaluar a nadie? El cariño, y la
empatía, son milagros que uno siempre está dispuesto a recibir.
18: ¿El mundo fue, es y será
una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en
su tango “Cambalache”?
JLLA:
Más que el mundo, yo diría que el ser humano
tiene una enorme dosis de porquería junto a un poco de belleza y de anhelo de
justicia, todo junto y mezclado adentro. Como docente, siempre sostendré la
posibilidad de mejorar la conducta del
aprendiz. Considero que alguna vez va a haber más justicia que
injusticia en este puto mundo, y que lo importante es hacer las cosas bien,
hasta cuando nadie nos mira.
19: Por
la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
JLLA:
Prefiero enfocarme en una escena, en un lapso de
la existencia de un ser humano, que me puede asombrar, o generar admiración, o servirme
de guía. Si te fijás en toda la vida, siempre puede haber —en cualquiera— algún
momento de renuncio, o de abandono. Y debe ser muy difícil abarcar todas las
áreas en las que un ser humano se desempeña. ¿Todos los grandes escritores,
escultores o pintores fueron buenos padres, o fieles cónyuges? Alguna vez me
dijeron que Amedeo Modigliani la utilizaba a su mujer como modelo, y la
abofeteaba si la pobre se dormía. Eso no quita que su pintura sea maravillosa.
20: ¿Qué
te hace “reír a mandíbula batiente”?
JLLA:
Los pasajes de alguna “comedia de situación” (sitcom) repetida. Como cuando era chico,
me empiezo a reír sabiendo que “ahora
viene”.
21: ¿Cómo
afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
JLLA:
¿Era en análisis matemático, en el límite de una función, donde nos
enseñaban que no importaba cuánto valía x, sino cómo se comportaba mientras se
acercaba al límite? Dicho en mi barrio: no importa si se puede alcanzar un
ideal, ni siquiera importa si tal ideal existe. Lo interesante es qué hacemos
para acercanos al supuesto ideal.
22: El
amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando
con esos tópicos?
JLLA:
Creo en el amor como la fuerza que mueve al mundo
y empuja la vida. Soy un entusiasta de la meditación, que supongo que para
algunos de nosotros es similar a la contemplación. El dinero me inquieta,
cuando veo que hay gente capaz de cualquier perrería para obtenerlo. Nunca me
preocupé por acumularlo. La religión es un tema complicado, que ha motivado
algunas de las acciones más excelsas de un ser humano, y también ha servido
como pretexto para las guerras más crueles. La política me parece una actividad
interesante, aunque a veces tiente a los negociados y las traiciones más viles.
Creo en la democracia, y —aun en las peores instancias— siempre me he sentido
feliz cuando pude ejercer mis derechos de ciudadano, y votar a mis representantes.
Más allá de todas las desilusiones que puedo haber sufrido.
23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos
coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas
teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
JLLA:
Tengo la mente suficientemente abierta para
apreciar lo destacable de cualquier obra, aunque me resultan insufribles las
que pretenden “catequizar” o son emitidas como si fueran la verdad revelada.
24: ¿Qué calle, qué
recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu
adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué?
JLLA:
Los alrededores de Plaza de Mayo, el Café
Tortoni. Lugares en los que fuimos jóvenes y amábamos.
25: ¿Cómo
reordenarías esta serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el
sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el
desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar,
por ejemplo, una microficción.
JLLA:
Paso, Revagliatti. Un jubilado como yo no debe
trabajar demasiado.
26: “Donde mueren las palabras” es el título de un filme
de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde
mueren las palabras?...
JLLA:
Cuando empiezan los besos; o irrumpe la música.
O, a veces, cuando un gesto lo explica todo.
27: ¿Podés disfrutar de
obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas?
¿Pudiste en alguna época y ya no?
JLLA:
Mario Vargas Llosa y Ezra Pound me gustan tanto,
que puedo omitir sus ideologías al leerlos. A Louis-Ferdinand Céline no lo
tengo leído, pero —por lo que me han chusmeado— debe ser la misma clase de
jodido.
28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la
decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo
que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y
luego no sólo no cumple sino que jamás alude a la promesa?
JLLA: ¿Hablamos de política? Porque llevo
coleccionadas unas cuantas decepciones, desde aquel que se fue a poner orden en
Campo de Mayo y volvió diciendo que eran buenos muchachos, que algunos eran
héroes de Malvinas. O el que prometió el salariazo, o el joven abogado que
venía de la Patagonia para hacer justicia, o el que prometió Pobreza Cero y la
Unión entre los argentinos. Y sin embargo, no solamente en lo que hace a la
vida nacional, sino considerando un horizonte mucho más amplio, que abarca
desde la vida en todo el planeta hasta los vínculos afectivos más propios, hago
mía la visión de Sísifo: Ya sé que la piedra se va a caer nuevamente, y va a rodar
hasta la sima. Pero sigo empujándola, y no me voy a rendir. Ya sé cómo es esto.
29: No concerniendo al área
de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
JLLA: A Muhammad Yunus.
30: ¿Tus pasiones te
pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo,
en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
JLLA: Soy de los que arrancan muy racionales y comprensivos, y de repente ven
todo rojo y vuelan por el aire sin calcular riesgos o conveniencias.
31: ¿Qué artistas
estimás que han sido alabados desmesuradamente?
JLLA: No soy buen crítico respecto de esos. Prefiero rescatar a los que no han
sido alabados como se merecían: Baldomero Fernández Moreno, por ejemplo. O
Silvina Ocampo.
32: ¿Acordarías,
o algo así, con que es, efectivamente, “El
amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito
lindo” de Luisa Futoransky?
JLLA:
Sí. Casi todos los vínculos son asimétricos.
Aunque de ese poema prefiero recordar la imagen del cuadernito para escribir
poemas, con un lápiz que mancha. ¿Y no es la misma Futoransky la que escribió
que hasta dónde podríamos falsear las cosas, como para pretender que, por el
simple artificio del amor, íbamos a compartir un dolor de muelas? El amor es
asimétrico porque de un lado estoy yo, y del otro lado están quienes no puedo
controlar, y de cuyos actos no soy responsable.
33: ¿El
amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
JLLA: Hasta que nació mi hija Manuela, era
noctívago. Desde entonces, soy de despertarme temprano. Con los años, cada vez
estoy más dispuesto a acostarme muy temprano y despertar antes que el sol.
34: ¿Qué dos o tres o cuatro
“reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las
artes nos propondrías?
JLLA:
Un grupo musical integrado por Wolfgang Amadeus
Mozart, Carlos Gardel y John Lennon. Pero habría que ver si los egos de esos
grandes artistas irían acompañados de la humildad y el sentido común que les
permitiera trabajar juntos.
35: Seas
o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora?...
JLLA: No soy ajedrecista, pero practico tai chi chuan, y trato de no ser
demasiado molesto para con los demás. Soy de los que creen que, sin importar
cómo me he ganado la vida, mi primer oficio, al que nunca renunciaría, es el de
poeta.
*
Cuestionario respondido a
través del correo electrónico: en las ciudades de Ramos Mejía y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 17 kilómetros, Jorge Luis López Aguilar y Rolando
Revagliatti, mayo 2019.
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