EL MINUTERO
Tengo una tarea que cumplir, llenar la hoja con
una idea, precisa, entendible, completa.
Difícil de lograr, ardua visión de lo que se
espera. Son las catorce horas en punto. La hoja sigue vacía. Blanca y pura como
al inicio.
Se pueden nombrar distintas flores, su perfume, su
esencia. O admirar las estrellas que iluminan el espacio límpido, casto, dando
brillo al espectro. O seguir el vuelo de mariposas que llenan el ámbito, con el
batir de sus alas. O escuchar el ruido del
agua, cuando golpea los bordes que lo
rodean.
Son las catorce y diez minutos. Las palabras evaden el orden imperante, fluctúan,
se alejan.
¡Cuándo podré discernir qué hacer! Veleidosa mirada hacia la nada. ¡Pobre
hoja! Su blancor se derrama por doquier.
Son las catorce y veinte minutos. La inspiración
decididamente, me abandonó.
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